El presidente del FC Barcelona todavía tenía reservada una última maniobra, más rastrera si cabe
Es inevitable preguntarse si el Joan Laporta que estamos viendo en esta segunda etapa es el mismo que se alzó como uno de los presidentes más influyentes en la historia del FC Barcelona. De aquella etapa solo queda el personaje. Laporta ha pasado de estar rodeado por los mejores profesionales en cada parcela del club, a rodearse de sus amigos.
Por el camino también perdió a su máximo asesor y a la persona más brillante que ha habido en el entorno del FC Barcelona. Hablamos del mito, de Johan Cruyff, que por desgracia para todos nos dejó hace unos años. Sin los sabios consejos de Cruyff y sin gente tan preparada a su alrededor, de Laporta ya solo queda el personaje.
Laporta se olvida de los valores del Barça
Ni siquiera perduran los valores del club, de los que tantas veces ha presumido el bueno de Joan. Porque lo que se ha hecho con Xavi Hernández no hay por dónde cogerlo. El mejor centrocampista de la historia del club. El que más y mejor ha representado el famoso estilo Barça. Es cierto que como entrenador no ha estado a la altura del reto.
Es más, probablemente a nivel deportivo, la decisión es acertada. Llegará un Hansi Flick mucho más preparado para la élite tras dirigir al Bayern y a la selección alemana. Pero el problema son las formas. Es muy humillante hacer lo que ha hecho un Laporta que seguramente haya roto la bala de Xavi para siempre.
Xavi humillado de por vida
Primero transmiten tranquilidad al propio Xavi tras el partido ante el Almería. Siguen los días y, sin decir nada más a Xavi, se filtra que están muy enfadados con sus declaraciones. Xavi vuelve a salir a rueda de prensa con el mismo mensaje: el de la tranquilidad. Nadie le ha dicho nada. Pero las filtraciones no cesan. Ya se comienza a hablar de una posible destitución el lunes.
La bola se hace cada vez más grande y se filtra un viaje de Deco a entrevistarse con Hansi Flick. La tensión se hace insostenible y es el propio Laporta quien se presenta en la ciudad deportiva y comunica a Xavi que no sigue… pero obliga a Xavi a viajar con el equipo a Sevilla para dirigir desde el banquillo el último partido de liga. Lo dicho, un sainete impropio de un club tan grande y, sobre todo, de una leyenda como Xavi Hernández.