El cine español ha dado a luz a un sin fin de estrellas, y entre ellas aparece Silke Hornillos Klein, simplemente conocida por su primer nombre. Si naciste a fines del siglo XX o dentro del presente milenio, probablemente sepas poco y nada de esta mujer, quien estaba considerada como un talento emergente de la década del ’90 y un futuro más que prometedor la esperaba. Sin embargo, algunas cosas pasaron.
Poco que ver con su profesión tenían sus padres, siendo que él era abogado y su madre una traductora alemana. Sin embargo el bichito de la actuación le picó bastante tarde en su vida, ya que desde pequeña y joven adolescente nunca había tenido intenciones de querer interpretar. Pero a sus 18 años las cosas dieron un giro radical, y se encontró encarnando un pequeño papel para la película Orquesta Club Virginia.
España «ve nacer» a Silke y su popularidad se dispara
El éxito de ‘Hola, ¿estás sola?’ cambió su vida por completo y ya nada volvió a ser como antes. Las propuestas de trabajo le llovían, las nominaciones a importantes premios como el Goya también y a su cuenta de banco empezaron a ingresar grandes cantidades de dinero. Todo esto con unos jóvenes 19 años, una edad en la cual todavía el mundo es una incógnita para la mayoría de las personas.
Pero en su afán de abarcar más y más trabajo la comenzó a desgastar: Problemas alimenticios, pocas horas de sueño y bebidas alcohólicas a cada momento atormentaron su vida. A mediados de los noventa comentó también sufrir depresión, algo que en ese entonces no estaba instalado como hoy en día sí sucede, por lo que Silke tomó la dura y concreta decisión de cortar por lo sano y huir de la fama.
La nueva vida de Silke tras abandonar la actuación
Ya a comienzos del siglo XII era abrumadora su imagen y Silke estaba en todas partes. Tapa de revistas, diarios, publicidades de TV y lógicamente más y más películas. Esta chica sencilla era toda una estrella para el extraño, pero puertas adentro era todo lo contrario. «Estaba perdiendo la esencia», reveló. Pero como todo lo que sube baja, su popularidad se fue apagando y ella lo aprovechó para dar un paso al costado.
En 2007 hizo su última película llamada La Hora Fría, para luego cambiar de vida: Se marchó a vivir a Ibiza y, lejos de los grandes focos, se transformó en una joyera y artesana increíble. Sin ostentar un enorme local en Madrid o las grandes ciudades, llegó a vender sus productos en la calle y ahora gracias a la tecnología, la web. Casada y con un hijo, a Silke ya no le preocupan los comentarios hacia su persona, aunque ahora pocos se acuerdan de ella.