Brasil históricamente fue una cantera inagotable en el mundo del fútbol, en donde Robinho emergió con muchas expectativas. Tras brillar en el Santos FC de su país, nada menos que Pelé lo catalogó como su gran heredero en una entrevista, lo que hizo que Real Madrid ponga sus ojos en él. Todo indicaba que su nuevo destino sería el Benfica, pero la Casa Blanca lo tentó con su gran proyecto (y millones de euros más).
No solo Robinho era parte de los Galácticos en su año de llegada (2005), sino que la dirigencia le otorgó la histórica camiseta número 10. Ilusionados, miles de hinchas acudieron al día de su presentación y pusieron todas sus esperanzas en él, con el objetivo de ganar la tan ansiada décima UEFA Champions League. El comienzo fue prometedor, pero lo que vino después no tanto.
Robinho: Un paso no tan grato por España y un rápido adiós
Los 30 millones de euros que Real Madrid pagó por Robinho parecían ser pocos: En los entrenamientos volvía locos a todos, y en los partidos oficiales tenía destellos de crack que no podían evitar sus comparaciones con la estrella del momento Ronaldinho. Sin embargo, las cosas se le empezaban a escapar de las manos, en donde llegadas tardes a los entrenamientos cansaban a los entrenadores de turno.
Su magia se fue apagando con el correr del tiempo, pese a que en el medio dejó buenas impresiones en la Copa del Mundo de Alemania 2006 y la Copa América 2007, en donde fue goleador y figura. En Madrid ya no contaba para Fabio Capello, quien lo separó del plantel y declinó su salida. Si bien coqueteó con el Chelsea, se terminó sumando al Manchester City, siendo la primera figura total desde que fue adquirido por los árabes en 2008.
Las salidas nocturnas acaban con la carrera de Robinho
Lastimosamente, para su carrera, Robinho nunca pudo pisar fuerte ni en Inglaterra ni en Europa. Solo dos temporadas duró en el conjunto ciudadano, para luego regresar a préstamo al Santos que lo vio nacer. Cuando este finaliza, prueba suerte por última vez en un gigante del Viejo Continente como el Milan, en donde jamás fue titular e incluso terminó siendo marginado del mundial de Brasil 2014. En su estadía a Italia protagonizó el episodio por el cual hoy está preso: Abuso sexual agravado.
Más pasos por Brasil, China y Turquía fueron el epílogo de su carrera, en donde el mal sabor de boca por creer que podía dar más estaba presente. Pero ello no fue nada en comparación con su condena a prisión por 9 años en el marzo pasado: Robinho está en un complejo en la ciudad de San Pablo, en donde según la prensa local tiene tratos especiales por su fama. Comida de calidad, móviles y televisión están en su haber, pero además acude a clases de inglés y música.