Para quien necesite trabajar como repartidor en empresas como Glovo o Uber Eats, sea de forma legal o no, saben que necesitan los insumos necesarios. Cascos, bicicletas, mochilas o motos, son cosas que los repartidores necesitan para su día a día y aunque en teoría se pueden encontrar a través de las propias plataformas o de otros espacios, como Wallapop y Vinted, los propios grupos de Facebook de los repartidores se han vuelto una de las principales herramientas de riders para conseguir este tipo de herramientas, sobre todo para aquellos que no están registrados de forma legal a la aplicación.
Es parte de lo complicado de fiscalizar el trabajo de los repartidores con el modelo actual. Debido a que para muchos la situación realmente se debe a que no tienen derecho a trabajar sin los documentos legales necesarios, lo que les obliga a trabajar con modelos de cuentas «alquiladas», pero sin pasar por el filtro de las aplicaciones, por el contrario, buscando estrategias para evitar los pocos controles aplicados por los medios y para tener un sustento mientras duran los procesos burocráticos para regularizar a los inmigrantes que alimentan las aplicaciones.
Lo cierto es que es llamativo ver los negocios que nacen de la decisión de escapar de la Ley Rider sin cumplir con las normas de ella, o al menos no con su espíritu. En grupos de la red social se pueden conseguir varias de estas ofertas, en particular las mochilas, tanto de las plataformas como algunas sin marcas para evitar la persecución de la policía, en particular de los repartidores de Glovo que se han vuelto uno de los blancos favoritos de la policía por no tener papeles y por ser de los más evidentes a la hora de buscar evidencias para aplicar las sanciones salidas de la ley rider y el reglamento de trabajo en plataformas europeas.
GLOVO Y LA VENTA DE MOCHILAS
Parte de lo llamativo es que ya hay productores de otro tipo de empaques que se han dedicado a las mochilas térmicas que deben usar los repartidores. Algunas sin marca, y otras incluso usando el nombre de otras empresas sin permiso, como el caso de Just Eat, especialmente incómodo, pues según los repartidores los policías los suelen dejar solos debido a que sus repartidores sí están bajo contrato, lo que quiere decir que su trabajo no viola las normas señaladas por la ley Rider.
Al mismo tiempo, es interesante que sigan apareciendo negocios a través de estas páginas web. Hay que señalar además que la venta de algunos productos con marcas sin permiso hace que en ocasiones los vendedores no pongan las ofertas relacionadas como los Riders en sus páginas web propias, manteniendo el anuncio solo en los grupos de Facebook o Telegram. Es que son insumos pensados para el uso del repartidor involucrado, no para la venta y, por tanto, no estarían felices con la presencia de bolsos marcados con los logos de Glovo o de Uber Eats en una tienda digital, o incluso a través de una red social.
LAS MOCHILAS TAMBIÉN SE VENDEN NUEVAS
Otro punto llamativo es que los repartidores que venden en la aplicación también venden mochilas nuevas, incluso en su bolsa. Aunque no dan detalles de cómo adquirieron el material, es evidente que se trata de un problema interno para estas empresas. A pesar de las críticas, justificadas, a Glovo y a Uber Eats por el manejo de su relación laboral con los repartidores, la realidad es que preferirían que no hubiese trabajadores sin documentos en las bicicletas o motos, y la venta de los objetos necesarios para que trabajen hace más complicado usarlos como filtros.
LOS NEGOCIOS QUE NACEN DE GLOVO
En el fondo, no debería ser una sorpresa que en esta situación en la que los repartidores existen en un espacio donde las empresas insisten en que son autónomos, mientras que la ley Rider apunta a que en la práctica no lo son y que deberían ser contratados es que haya quien busque cómo aprovechar esta situación. Meta, por su lado, no parece demasiado preocupada en filtrar este tipo de grupos en Facebook, que no son necesariamente su responsabilidad.
Irónicamente, lo mismo ocurre con Wallapop. El Marketplace digital, por su lado, se ha vuelto la forma en que los repartidores consiguen poner sus cuentas en alquiler, lo que representa un problema para obligar a que se cumpla la ley rider o cualquier otro reglamento que se quiera aplicar sobre los repartidores. Muchos siguen sin tener documentos para trabajar, y esto hace que estas realidades se sigan expandiendo.