Si hay una película de la que se han escrito millones de opiniones y críticas esa no es otra que ‘La naranja mecánica’. Un film basado en la obra literaria homónima del autor Anthony Burguess, que debido a su carga de violencia y sexo, excesiva para la fecha de su estreno en 1972, fue criticada y censurada. El propio director, Stanley Kubrick, pidió su retirada en Reino Unido tras 60 semanas en cartelera siendo un éxito de taquilla.
Esa propia autocensura pedida por el propio director fue debido a las acusaciones que se vertían sobre él y el acoso al que su familia fue sometido por el film. Todo vino porque según parte de la prensa y de la opinión pública Kubrick y su obra de favorecieron una ola de violencia juvenil que acabó con varios asesinatos y violaciones por toda Inglaterra. Parte de la sociedad, periodistas y medios importantes de la época señalaron a ‘La naranja mecánica’ como inspiradora de estos hechos y de la formación de bandas juveniles al estilo de la banda que protagonizaba la película.
En este sentido, el boom juvenil de las diferentes tribus urbanas que aparecieron en la Inglaterra industrial de la época tomaron al film como una biblia e imitaron en parte su estética y su estilo. Mods, skinheads, teddy boys y otras subculturas juveniles que nacían gracias a los estilos musicales o a las gradas futboleras de la época se vieron influenciados por el film.
ARGUMENTO DEL FILM
El argumento futurista era bastante sencillo. En un futuro cercano se retrataba a una Inglaterra sumida en el caos y la violencia. En ese entorno, Alex, interpretado por Malcolm McDowell, y su pandilla de amigos se dedican a cometer por las noches todo tipo de delitos con total impunidad simplemente por amor a la violencia. Violaciones, palizas y asesinatos son su estilo de vida hasta que un buen día Alex es apresado por la justicia y condenado por asesinato.
Sin embargo, Alex sale al poco tiempo de la cárcel debido a que acepta ser sometido a un novedoso experimento del Gobierno británico para acabar con la ola de violencia. Se trata de una terapia conductista de sobre exposición a la violencia por parte del paciente. Ese tratamiento tiene el objetivo de llegar hacer aborrecer este tipo de actos a los pacientes. Que el solo pensamiento o visión de un acto violento le haga ponerse enfermo y odie la violencia.
Gracias a este papel McDowell ha pasado a la historia del cine por representar a uno de los personajes más icónicos e inolvidables del cine europeo. El propio actor describió así su interpretación «interprete a un personaje inmoral pero tenía que intentar que esa inmoralidad fascinará y enganchara a la gente y creo que lo conseguí». Alex, interpretado por el genial McDowell vivía literalmente para la «ultraviolencia», el sexo y escuchar la música de Beethoven.
Para recrear todo este mundo Kubrick contó con un presupuesto moderado y los escenarios donde se rodó el film fueron bastante sencillos. Simplemente eran localizaciones que el propio cineasta buscó o ya conocía, no hubo a penas que montar ningún escenario y eso redujo los gastos del film notablemente. A nivel visual Kubrick adelanta a los espectadores el ritmo y el estilo de los videoclips, con esas aceleraciones en la imagen que se mezclan con determinadas pausas. Todo esto dentro de un ambiente futurista que a menudo parece irreal, con un sonido excepcional gracias a los micrófonos que los actores llevan en sus ropas, un auténtico adelanto técnico aportado por la película.
REFLEXIÓN SOBRE LA VIOLENCIA Y EL TOTALITARISMO
El filme que fue poco comprendido por parte de la sociedad británica marca y pretende hacer una reflexión sobre la violencia y los totalitarismos de los estados frente a la bondad de los seres humanos. La obra desafiaba directamente al público a enfrentarse y abordar el tema de la violencia, abriendo sin tapujos un debate que en cierta forma le sirvió de condena pública e injusta al film.
Desde ciertos sectores políticos se acusó al film de incitar a la violencia y al odio y eso creo una bola de nieve que hizo pedir a Kubrick su retirada de la cartelera, algo que consiguió y se cumplió hasta un día después de la muerte del director. La película también sufrió censura en otras partes del mundo, e incluso en Estados Unidos debió ser mutilada para no ser clasificada X, algo que hubiese afectado mucho a la distribución y el éxito de la obra.
En España llegó en 1976 al festival de cine de Valladolid. Para los doblajes el cineasta inglés escogía personalmente a los equipos. Para este caso el elegido como director de doblaje fue el reputado Carlos Saura. Para la tarea fue acompañado por el escritor Vicente Molina Foix como traductor. Molina Foix se encargo de adaptar el lenguaje inventado en el que hablaban los protagonistas al español, una tarea difícil que era esencial para un film que a día de hoy no asusta a nadie pero a principios de los 70 puso en jaque a la sociedad inglesa.