A medida que se ha hablado de los problemas de la vivienda en España y que se ha identificado la oferta como una de las dificultades principales, Airbnb ha quedado en el punto de mira. El caso de Madrid es especialmente llamativo, con solo 277 licencias aprobadas para pisos turísticos, mientras que la aplicación ofrece cerca de 244.000, pero además es que al revisar la oferta de pisos se hace evidente que a pesar de como se presenta la empresa, la mayoría de los pisos no son particulares que ofrecen su segunda vivienda a turistas.
El caso de Fran y Marta que, según El Confidencial, son la cara pública de la empresa ‘Key Host’ y que ofrecen 247 viviendas en la aplicación, ya es mítico en las redes sociales, pero el resto de los usuarios más conocidos no son menos llamativos. Hay un Rodrigo, que ofrece 141 pisos y 7 habitaciones, un Raul, con 116 y un Diego, con 89, estos «super anfitriones» suelen ser realmente empresas que gestionan o son dueñas de varios pisos, y que se disfrazan de particulares para mostrar una mayor cercanía con el usuario. Sobre esta situación, la empresa no ha contestado a las preguntas de este medio.
Es una advertencia que hace que la oferta real de pisos turísticos en la capital sea muy diferente a lo que originalmente prometía la aplicación. Pensada, o al menos presentada originalmente, como una opción para que los dueños de segundas viviendas, o bien quien tenga una habitación libre en casa, puedan dedicar una de ellas a sumar este sobresueldo. Es un dato nada menor, que además justifica los controles sobre estas viviendas que se aplican en algunas ciudades, o la preocupación que ha mostrado el propio Almeida en Madrid que ha señalado la necesidad de regular estos pisos.
Por su lado, Airbnb insiste en que no hay tantos pisos como para tener un efecto directo en el mercado de la vivienda. La realidad es que sea culpa o no de la plataforma, es evidente que en las grandes ciudades españolas como Madrid hay una reducción de la oferta de viviendas de alquiler residencial. En barrios como Lavapiés y La Latina, especialmente se pone en relieve de forma permanente la presencia de una gran cantidad de pisos disponibles en Airbnb, con unos 3010 en toda la zona de Embajadores, según el portal Inside Airbnb.
SÍ LA OFERTA PARA EL TURISMO AUMENTA LA DE LA VIVIENDA DISMINUYE
En esta circunstancia, para quien busca alquilar una vivienda es complicado encontrar una opción accesible en las zonas donde hay una mayor cantidad de residencias turísticas. El caso de Embajadores y los barrios del centro es especialmente emblemático, no parece casual, por ejemplo, que Raul tiene unos 18 de sus 116 pisos en la zona y que Rodrigo tiene 23 pisos y las 7 habitaciones precisamente en esta zona. Es además una de las zonas donde el alquiler residencial, o incluso el de locales comerciales, se ha vuelto más costoso.
En comparación en otras zonas donde el acceso a la vivienda es más accesible, como pueden ser Puente de Vallecas, apenas hay 730 ofertas en Airbnb, y hay un menor porcentaje de ellas en manos de estos «terratenientes». Lo que es evidente es que estos han roto el equilibrio de la oferta turística en la aplicación, y aunque algunas organizaciones como Madrid Aloja, defienden la importancia de los pisos turísticos en la ciudad también es evidente que un piso usado para el turismo no es usado como residencia incluso cuando está vacío.
EL REGLAMENTO EN MADRID AÚN ES UN MISTERIO
Aunque se espera que el nuevo reglamento de Madrid se apruebe el mes de mayo, y que este cambie las reglas de juego en la capital. El propio Almeida ha informado que es necesario poner la lupa sobre este tipo de pisos por el efecto que ha tenido en el mercado de la vivienda residencial. Es cierto que no se espera que las medidas en la ciudad lleguen al nivel de otras comunidades autónomas, como el caso de Cataluña, que ha intentado aplicar un control de precios y expulsar las viviendas de uso turístico de las «zonas tensionadas», pero es evidente que hay que aplicar medidas.
También es lógico que la propia empresa responda. Aunque no ha respondido a las preguntas sobre estos «terratenientes» Airbnb seguirá siendo señalada como responsable mientras hagan vida en la aplicación. Sean la careta de una gran empresa o grandes tenedores, no son las personas en las que pensaba la aplicación cuando se diseñó su modelo, ni las que defienden como afectadas cuando se aplican reglamentos que les juegan en contra.
Por ahora, Rodrigo, Raúl, Diego y los demás siguen ofreciendo sus pisos en la ciudad. Son suficientes para que se les señale como un problema. Aunque es evidente que poner la lupa sobre los pisos turísticos no es suficiente para resolver el problema, sigue siendo evidente que hay que tomar medidas, pues sin duda es una de las crisis más importantes que enfrenta España en la actualidad.