Raúl García colgará las botas a final de temporada y los oídos de los árbitros por fin podrán descansar
Hace apenas unos días, tras proclamarse campeón de la Copa del Rey, Raúl García anunciaba que colgaba la botas definitivamente. Con casi 38 años y más de 650 partidos a sus espaldas en los más de 20 años en activo, el jugador del Athletic Club de Bilbao ha decidido que es el mejor momento para dejar el fútbol profesional.
Serán muchos los que echen de menos a este gran jugador que es historia de nuestra liga. Sin embargo, estamos seguros que los oídos de los árbitros respiran aliviados al conocer la noticia. Y es que, todos los colegiados que han pitado a Raúl García coinciden en una cosa: es una gran persona pero muy pesado dentro del campo. Ahora, Fernández Borbalán ha contado su experiencia.
Raúl García lo protestaba todo
Tras el anuncio de la retirada de Raúl García son muchas las personalidades del fútbol que se han querido pronunciar sobre como es compartir césped con el jugador. Todos ellos guardan un gran recuerdo del atacante como persona pero muchos árbitros le recuerdan por sus continuadas, pero educadas, protestas.
En este sentido, David Fernández Borbalán contaba para la Cadena Ser una anécdota con el navarro, «Yo le he pitado muchas veces, durante catorce años, en los diferentes equipos en que ha estado. Un día, cuando era jugador del Atlético de Madrid, le pité una falta en el centro del campo a su favor y me la protestó. Yo le decía: ‘¡Pero que es a tu favor!’ ¡Y seguía protestando! Hasta pitándole una falta a favor, me seguía diciendo que en la anterior falta no sé qué».
«Este tío es magnífico»
Pese a sus continuas protestas, Fernández Borbalán guarda un gran recuerdo de Raúl García y lo define como «un gran tío». El exárbitro recuerda que el jugador navarro iba siempre hacia el túnel de vestuarios charlando con los colegiados sobre alguna jugada del encuentro. Sin embargo, también comentaba entre risas que «llegaba el final del partido y a veces hasta venía a pedirte perdón».
Además, el colegiado también recuerda el día de su retirada en San Mamés, donde estuvo presente su familia y más de 60 compañeros de profesión. Tras el partido, la grada le dedicó un sonoro aplauso. Ya en el vestuario, Raúl García tocó su puerta y «Me dijo que venía a pedirme perdón por la brasa que me había dado durante tantos años. Se le saltaban las lágrimas y me contagió a mí. Nos dimos un abrazo y dije ‘este tío es magnífico’».