El 61 por ciento de los españoles de entre 18 y 79 años afirma haber sufrido un problema de salud mental en los últimos tres años, sobre todo los menores de 36 años con problemas económicos y familiares, siendo el estrés (42%) y los problemas de sueño (39%) los más predominantes, según revela una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) realizada en 2.061 personas.
Entre los principales problemas de salud mental señalados, el más habitual es el estrés (42%), seguido de los problemas de sueño (39%), la ansiedad generalizada (31%), la depresión (24%), la inestabilidad emocional (23%) y los ataques de pánico o fobias (15%); y, en menor medida, las adicciones (5%) y los trastornos alimenticios (4%).
A menudo estos problemas son motivadas o aceleradas por experiencias vitales externas ya que un 63 por ciento de los que sufrieron la pérdida de un ser querido afirman que pasar por dicha experiencia tuvo un impacto alto en su salud mental. Los problemas económicos (52%), de salud (48%), el desempleo (45%) y los conflictos de pareja (34%) o familiares (33%) son otras contingencias de la vida que pueden impactar en la salud mental percibida.
Poco más de la mitad de las personas que afirman sufrir o haber sufrido recientemente algún malestar psicoemocional buscó tratamiento o ayuda. La más habitual es la ayuda farmacológica (68%), pero a menudo también la ayuda psicológica (58%). Es habitual que la ayuda farmacológica y psicológica se extiendan a periodos superiores a los dos años, especialmente cuando se habla de la medicación, donde un 43 por ciento afirma haber estado recibiendo tratamiento con medicamentos por dos años o más.
En el caso de la terapia psicológica un 27 por ciento ha estado recibiendo dicha terapia durante dos o más años. No obstante, es llamativo que un 30 por ciento de los que abandonaron el tratamiento psicológico afirma como razón el alto precio, ya que no siempre es fácil acceder a este servicio en la sanidad pública.
En este contexto, la OCU considera que «hay que seguir impulsando la atención de los problemas de salud mental, especialmente desde la sanidad pública y más en concreto desde Atención Primaria».
«No solo porque es eficaz, también porque rebaja la presión a los médicos de familia, que a menudo tienen que atender este tipo de problemas al no contar con psicólogos clínicos en el mismo centro; de hecho, carecen de ellos los servicios de salud de Aragón, País Vasco, Extremadura y las dos Castillas. Su servicio evita además la sobremedicación y la cronificación del problema», señalan.
En definitiva, la OCU insta a las comunidades autónomas a incluir o reforzar la asistencia psicológica en la cartera de servicios comunes de Atención Primaria, así como a mejorar la disponibilidad de psicólogos en los servicios hospitalarios y allí donde su presencia puede tener efectos notables en la mejora de la salud mental, como en los centros de mayores, educativos o de atención de dolencias mentales graves.