Las cárceles catalanas son inseguras para los funcionarios. Las agresiones, incluso sexuales, se disparan con un total de 582 trabajadores agredidos, cinco casos más que el año 2022, ya de por sí muy duro. Los incidentes se disparan a un total de 703, unos 14 semanales, una media de dos diarios. Asimismo, hay registradas hasta 577 tentativas de agresión, es decir, incidentes que fueron frenados a tiempo. Sumando todas, las grandes cifras, en total se han registrado 1.149 casos o tentativas, unas tres diarias.
La mayoría de las agresiones se producen en los denominados departamentos especiales y/o de sancionados en las cárceles de Cataluña, hasta contabilizar el 27% del total. En concreto, 157 funcionarios de prisiones han sufrido una agresión. Todo ello, excluyendo las tentativas de estos datos.
Los sindicatos de prisiones muestran la gran cantidad de internos con patologías psiquiátricas que conviven en módulos ordinarios con el resto de la población, sin que se realice por parte de la Generalitat de Cataluña una inversión para unidades de salud mental. Ni la Consejería de Justicia ni el Instituto Catalán de la Salud ofrecen un céntimo extra para este tipo de reclusos. «Hay que recordar que muchos centros de nueva creación tienen estas unidades cerradas o destinadas a otros perfiles de internos», denuncian desde CSIF, el sindicato mayoritario.
LAS AGRESIONES SE ELEVAN EN LAS PRISIONES CATALANAS
No obstante, a pesar de las elevadas cifras en las cárceles catalanas, las agresiones a funcionarios se producen por presos muy conocidos entre la población reclusa. Brazos rotos, dedos torcidos, lesiones en las muñecas y en ojos son el cúmulo de agresiones que arrastran los funcionarios, en un menor número y prácticamente desprotegidos ante los presos.
Así las cosas, 60 de los internos que han protagonizado incidentes estaban en primer grado penitenciario en el momento de la agresión, hiriendo a 105 funcionarios, que fueron derivados la propia mutua o a los médicos penitenciarios.
EL TRÍO DE AGRESORES EN LAS CÁRCELES CATALANAS
Así, el caso de Bucur, considerado un inadaptado y violento delincuente, ha registrado hasta cuatro agresiones en tres cárceles distintas, como Brians 2, Brians 1 y Ponent. Doce ataques en los que los funcionarios han requerido baja médica, con una de ellas de dos meses y medio de curación.
Danger, por su parte, repite año tras año en el parte de agresiones. Es una figura muy conocida entre funcionarios y los presos, siguiendo así la inercia ejercida en 2022 y que se ha mantenido invariable en este 2023. Su escenario principal es el módulo de mujeres en Brians 1, con tres agresiones diferentes con siete funcionarios heridos.
Jiménez, por su parte, es otro de los clásicos a la hora de golpear a los funcionarios. Sus agresiones quedan impunes pese a protagonizar cuatro incidentes en tres cárceles diferentes, como las de Mas d’Enric, Brians 2 y Lledoners. Sus víctimas, seis funcionarios; y uno de ellos tuvo que cogerse 60 días de baja.
LAS AGRESIONES EN LAS PRISIONES CATALANAS Y EL SOS DE LOS FUNCIONARIOS
En las unidades abiertas dedicadas a la salud mental y la unidad hospitalaria se han producido un total de 16 agresiones, con 19 funcionarios implicados. No obstante, el dato más escalofriante son los de agresiones sexuales, con 17 el pasado año, casi triplicando las del pasado 2022, sin que se hayan desatado las alarmas en la Generalitat.
De hecho, desde el ICS se niegan a dispensar la medicación diluida a los presos internos que puedan presentar un riesgo para la integridad de los funcionarios y trabajadores de las cárceles catalanas. Para los responsables de la salud catalana, los informes sostienen la prohibición de suministrarla en este formato.
Cualquier persona puede ser víctima de la violencia sexual durante su jornada laboral
Las agresiones sexuales, además, afectan a las funcionarias de vigilancia, así como aquellas que imparten clases, enfermeras o incluso en sino también a aquellas del ámbito de educación, sanidad, tratamiento e incluso en los Centros de Iniciativas de Reinserción (CIRE). «Cualquier persona puede ser víctima de la violencia sexual durante su jornada laboral», sentencia CSIF, una situación en la que los agresores actúan con total impunidad.
Otra de las cifras que choca es que tres de los 17 incidentes no fueron comunicados al juzgado correspondiente. A estos funcionarios se les prohíbe defenderse con aerosoles.