Solo hace falta acercarse, cerca de la hora de la comida o la cena, para verles. Casi todos inmigrantes, con diferentes mochilas de diferentes aplicaciones donde han trabajado, Glovo y Uber Eats, puede tener su marca en la mochila de uno de ellos. Son riders que, al no tener papeles o simplemente no haber podido registrarse como autónomos, trabajan con cuentas alquiladas y rutina es, por tanto, mucho más compleja que la de los que trabajan directamente con un acuerdo con la empresa.
«El horario lo elige el dueño de la cuenta, y como yo la trabajó, pone todos los horarios y los de mayor demanda», cuenta uno de ellos, proveniente de Venezuela, que prefiere que no se mencione su nombre al no tener papeles, pero en el mismo banco frente al McDonald ‘s de la Latina hay otras nacionalidades de Latinoamérica y varios marroquíes. Por nombres y acentos es fácil adivinar la variedad de origen y al menos allí solo uno de los 10 presentes es dueño de la cuenta con la que está trabajando, y no es casual que sea el que abandona cuando nota que no hay demasiado movimiento de pedidos.
El espacio siempre tiene una alta acumulación de riders tanto de Glovo como de la competencia, pues no solo tienen el McDonald’ s, una de las franquicias que acumula más pedidos a domicilio en España, sino también otros restaurantes de comida rápida o algunos famosos entre el barrio que usan de estas aplicaciones para poner a la orden las entregas a domicilio.
Para los que alquilan sus cuentas esto no es una opción. A pesar de la descripción del trabajo que hace la propia empresa en su web, en la que aseguran que se pueden elegir los horarios del trabajo y reducirlos, incluso solo a fines de semana y festivos, muchos de quienes reparten no deciden su horario, ni pueden tomar la decisión de quedarse en casa durante olas de calor de verano, heladas en invierno o días lluviosos. Esos momentos además son especialmente peligrosos para ellos, y los repartidores titulares de su propia cuenta pueden tomar la decisión de ir a casa.
El problema es que quienes asumen este trabajo muchas veces no tienen otras opciones. «No tengo papeles, ni siquiera el NIE, y necesito un ingreso mientras tanto», explica de nuevo el venezolano, al que los marroquíes hacen eco. De hecho, para muchos el alquilar, o pedir prestada, una cuenta de Glovo incluye también el proceso de abrir una cuenta en aplicaciones como Wise o Paypal en las que puedan recibir los ingresos, pues no pueden abrir su propia cuenta en un banco.
Pero hay casos aún más complejos. Es que incluso para un residente legal, cuyo permiso de trabajo sea únicamente por cuenta ajena, es imposible conseguir un primer trabajo en la plataforma y la solución para conseguir un ingreso rápido, mientras que pueden buscar un trabajo más estable. Parece evidente, pero hay que decirlo, nadie, o al menos nadie frente al McDonald’ s quiere pasar la vida viviendo como repartidor de Glovo o Uber Eats.
EN TEORÍA SE DEBE SER AUTÓNOMO PARA TRABAJAR EN GLOVO
Hay que decir que a pesar de las historias de los trabajadores, en teoría la plataforma no admite el alquiler o préstamo de cuentas. De hecho, en su web se piden documentos legales al día, sea NIE o DNI y pasaporte para extranjeros, además de exigir el alta de autónomo. Además, medidas como el uso de la foto en el perfil de los repartidores deberían, en teoría, servir para informar al cliente si el repartidor no es el titular de la cuenta.
El problema es que como cuentan frente al McDonald’ s los usuarios jamás detallan quién hace el reparto, a menos que haya un retraso importante. Pero en esos casos lo usual es que se reclame o se dé un mal rating a la cuenta, lo que los riders alquilados explican puede ser motivo de «despido» por el titular. Es decir, una vez más los migrantes que alquilan estas cuentas y que muchas veces trabajan de lunes a lunes tienen que asumir los riesgos de los dueños de las cuentas.
CON LLUVIA, TRUENOS, CALOR O NIEVE
Es una situación extrema que usualmente los usuarios de estas aplicaciones ignoran, o deciden ignorar. Trabajadores que a pesar de las promesas de Glovo deben ir en su bicicleta con las inclemencias del clima, o incluso lidiando con una enfermedad. Sin ir demasiado lejos frente al McDonald ‘s de la Latina, aceptaba haber trabajado con Covid en 2020 para no perder el derecho sobre la cuenta que alquilaba. Es una situación complicada, pero al mismo tiempo para muchos de los que cargan su mochila de Glovo es la única forma de sustento que tienen actualmente.
Es una complicación más que afrontan los inmigrantes ilegales en España, lleguen en avión o patera, y que deben afrontar todos los días hasta que logran normalizar su situación. Es parte de la complicada realidad de su día a día que no se acaba cuando aparece la foto de una balsa en los medios.