El ahorro de combustible y la polución eran las razones por las que comprar un vehículo eléctrico salía más rentable que un vehículo de gasolina. Sin embargo, la fabricación de las baterías es más contaminante que montar de cero un vehículo de combustible fósil Si a este hecho le añadimos el frío, el vehículo de gasolina sale mejor parado, como se ha comprobado esta misma semana en diversos puntos de la ciudad de Chicago, Suecia y más que posiblemente en España, donde la Unidad Militar de Emergencia se ha tenido que emplear a fondo durante la noche para rescatar a 422 vehículos atrapados en las carreteras entre Aragón y Soria.
Enfrentarse al frío polar es uno de los escenarios más improbables para el coche eléctrico en España, pero este fenómeno meteorológico ocurre con mayor frecuencia de la esperada en otras zonas. Pregúntele a Tesla con sus flamantes y caros modelos en Chicago. La ciudad ha vivido temperaturas gélidas, inferiores a los -20 grados y una sensación térmica aún más baja, se activaron todos los planes de emergencias, pero los propietarios de vehículos eléctricos no pudieron ni calentarse un segundo en el interior de sus vehículos.
Las baterías estaban descargadas y el Tesla «no carga», afirmó un usuario de la red, quien muestra el vehículo conectado a una electrolinera. Ni un mísero chispazo en un escenario sacado de una película apocalíptica. Como él, cientos y miles de conductores en una ciudad acostumbrada a una climatología adversa, donde los cierres del aeropuerto son constantes en esta época del año, así como los atascos kilométricos en las autopistas.
LOS VEHÍCULOS DE TESLA SE AMONTONAN EN LAS CUNETAS
Mientras el humo delata a los vehículos de gasolina en los carriles, los coches eléctricos se situaban por los arcenes o bien eran estacionados en las vías de servicio esperando el turno. Todos menos los modelos de Tesla, que se iban amontonando en las plazas del párking como piezas de una exposición, las mismas que son trasladadas después en camiones ante la imposibilidad de moverse.
El revés para Tesla, cuya marca garantiza la carga más rápida del mercado, es premonitorio. Los mejores ingenieros, los más avanzados del mercado, pero sin una mente que haya reparado en un temporal de frío para poner solución a la carga.
Por un lado, ir con el vehículo eléctrico a zonas con temperaturas inferiores a los 0 grados es jugarse el tipo y apostar fuerte con un farol en la mano. Los termómetros impiden la carga porque la batería necesita una temperatura mínima para poder iniciar la carga. Una vez se calienta en los primeros minutos, comienza a cargar cada vez más rápido.
Si se consigue cargar el vehículo, la autonomía se reduce al 25%
En condiciones normales, este es el escenario más normal. Con frío cambia la situación, las condiciones y eleva los nervios a quien conduce un vehículo eléctrico. Por un lado, la autonomía de la carga se reduce notablemente, hasta el 40% en casos de 0 grados en el exterior. Si el termómetro marca niveles inferiores, la autonomía desciende al 25%, todo un alivio para uno de los vehículos más caros de las cuatro ruedas, pero hay también descensos, como el de Chicago, que impiden literalmente la carga eléctrica.
EL TEMOR A QUEDARSE ATRAPADO CON UN TESLA A 20 GRADOS BAJO CERO
La situación es tan desesperante que los propios conductores piden ayuda a familiares y amigos para sacarles del atolladero. Eso sí, la búsqueda de soluciones pasa por vehículos de combustibles fósibles por el temor a quedarse atrapado en la misma situación que el rescatado.
Con estas temperaturas, las baterías no logran calentarse ni conectándose durante horas a la red, por lo que imposibilita la carga. La carga rápida no consiste únicamente en enchufar y ya, como sería un vehículo de combustible, sino que se necesitan condiciones idóneas para poder realizar la operación. En este sentido, se necesita acondicionar el coche para la temperatura gélida, unas condiciones para las que hay que calibrar todo el ordenador de abordo.
Además, en condiciones de nieve, el vehículo eléctrico tiene restringido la opción del frenado regenerativo, mientras que los pasajeros tendrían que limitar el uso de la calefacción en el habitáculo para poder optimizar el uso de la energía y alargar la autonomía. Dígaselo a una familia con 20 grados bajo cero en el exterior.