La reciente pérdida de 26.250 kilos de pellets de plástico en aguas portuguesas, procedentes del buque ‘Toconao’, ha generado una alarma ambiental que se extiende por las costas gallegas y el litoral cantábrico de España. Mientras tanto, las autoridades y pescadores expresan preocupaciones sobre las posibles consecuencias del vertido en el ecosistema marino y la pesca local. Las tensiones entre el Gobierno central y la Xunta de Galicia aumentan, mientras voluntarios y trabajadores se movilizan para limpiar las playas afectadas.
Bruselas ha lanzado una advertencia sobre la amenaza que los pellets representan para el medio ambiente y las actividades económicas, especialmente la pesca. El comisario de Medioambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, se muestra ansioso por discutir cómo «ayudar mejor» y destaca la importancia de las normas de la UE en la lucha contra la contaminación plástica. Mientras la Comisión Europea trabaja en medidas a medio y largo plazo para reducir la contaminación por microplásticos, las autoridades nacionales enfrentan la gestión inmediata de los vertidos de péllets de plástico.
Aunque el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, asegura que el vertido no genera problemas para el consumo humano, informes solicitados por la Xunta de Galicia revelan ciertas contradicciones. Mientras un informe afirma que los péllets no son tóxicos y son aptos para uso alimentario, otro advierte sobre posibles riesgos para quienes participan en la limpieza de las playas afectadas. La clasificación europea de estos materiales como «no peligrosos» y su uso permitido en contacto con alimentos añade complejidad a la evaluación de su impacto en la salud.
La pesca, vital para la economía local, se encuentra entre los sectores más preocupados. Aunque el ministro Planas minimiza el impacto en el sector pesquero, el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Cantabria, César Nates, muestra su preocupación ante las bolitas de plástico que llegan a las costas y las posibles consecuencias en la temporada de pesca. La falta de información detallada y recomendaciones por parte de expertos agrega incertidumbre a la situación, mientras se eleva el nivel de protección para evitar la llegada masiva de pellets a las costas autonómicas.
La crisis de los pellets de Galicia destaca la urgencia de abordar los problemas derivados de la contaminación plástica en los océanos. Mientras las autoridades locales y europeas trabajan en la gestión y prevención de futuros vertidos, es esencial la colaboración entre gobiernos, expertos y la sociedad civil para encontrar soluciones sostenibles y mitigar los riesgos para la salud y el medio ambiente.
Lo cierto es que la reciente pérdida de estos pellets de plástico en aguas portuguesas ha desencadenado una serie de preocupaciones sobre la seguridad alimentaria en la región de Galicia, España.
«Marea Blanca» de pellets de plástico: detalles y desafíos ambientales
Desde hace varias semanas, un vertido masivo de microplásticos, principalmente pellets de plástico, ha alcanzado las costas gallegas y amenaza las playas asturianas. Este fenómeno, conocido como la «marea blanca,» recuerda a la marea negra del Prestige ocurrida hace 21 años. Aunque el derrame se originó en diciembre, la falta de informes científicos oficiales ha generado incertidumbre, y la magnitud del problema se ha exacerbado por la escasa información precisa disponible en medios y redes sociales.
El vertido proviene del buque portacontenedores Toconao, que perdió parte de su carga, incluyendo al menos un contenedor lleno de pellets de plástico. A pesar de que la pérdida ocurrió en aguas portuguesas, hasta la fecha no se han detectado pellets en Portugal. La corriente actual está llevando los microplásticos hacia el norte, con el riesgo de que en verano la dirección cambie hacia el sur, aumentando la llegada a las costas.
La composición exacta de los pellets aún es desconocida, pero fueron fabricados por la empresa Bedeko Europe y contienen estabilizadores de luz UV. La posibilidad de que sean de polietileno (PE) o polipropileno (PP) es alta, ya que flotan en el agua. Cada saco encontrado, con un peso de 25 kilos, contiene alrededor de 1.25 millones de microplásticos, y se estima que un contenedor completo podría transportar más de 1.000 millones de pellets.
El vertido ha llegado a Asturias y Cantabria, y la falta de información oficial ha contribuido a la preocupación general. Aunque se ha señalado que los pellets no son inertes y pueden contener compuestos tóxicos, el tratamiento de esta «marea blanca» se asemeja a la gestión de vertidos de hidrocarburos, con la necesidad de actuaciones en el mar para evitar su llegada masiva a la costa. La identificación de modelos de transporte y dispersión es esencial para enfocar los esfuerzos de limpieza y minimizar los impactos a largo plazo en el ecosistema marino y la salud humana.
La travesía de los pellets por las costas de Galicia y el seguridad alimentaria
El buque Toconao, que transportaba estos pellets, sufrió un incidente el pasado 8 de diciembre, generando la llegada masiva de estos pequeños fragmentos plásticos a las playas gallegas, cántabras y asturianas. A pesar de las advertencias de posibles consecuencias ambientales, un informe elaborado por una empresa privada para la Xunta de Galicia asegura que el pescado de la región es «apto para el consumo alimentario». Sin embargo, las opiniones de expertos difieren, planteando interrogantes sobre la seguridad de consumir productos del mar afectados por este vertido.
Las autoridades locales, preocupadas por la magnitud del vertido, han elevado el nivel de alerta y han solicitado la intervención del Gobierno central para la limpieza de las playas afectadas. Aunque el informe oficial de la Xunta de Galicia afirma que el pescado es seguro para el consumo, voces críticas, como la de la portavoz de Ecologistas en Acción, Ana Freira, alertan sobre posibles impactos en el ecosistema marino y la salud humana, especialmente debido a la presencia de microplásticos en el mar.
La discrepancia de opiniones entre expertos agrega complejidad al panorama. Algunos expertos señalan la gravedad del vertido, señalando que estos pellets contienen aditivos similares a los de las cremas solares, otros expertos, como el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, sugieren que no hay información actual que respalde problemas de seguridad alimentaria en el consumo de pescado o marisco.
El debate se centra en si los pellets afectarán a los alimentos, especialmente al pescado. Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), advierte que la contaminación aumentará los niveles de contaminantes en el pescado consumido por las personas. Aunque se descarta la toxicidad aguda, existe preocupación sobre los posibles efectos a largo plazo en la salud humana y en la cadena trófica.
Ante la incertidumbre sobre los posibles impactos en la salud humana y el ecosistema marino, es evidente la necesidad de una investigación más profunda y una gestión efectiva para abordar la situación. La advertencia de expertos sobre la acumulación de estos pellets en la cadena alimentaria plantea la importancia de encontrar soluciones rápidas y eficientes para mitigar los riesgos asociados a este vertido de plásticos en las aguas de Galicia.