El Juzgado de lo Penal número 1 de Lugo ha acogido este martes la vista contra un padre acusado de un presunto delito de malos tratos en el ámbito familiar por abofetear a su hijo de cuatro años en un parque de la capital en agosto de 2021.
En el juicio, que ha quedado visto para sentencia tras prestar declaración el acusado y cuatro testigos –uno de la defensa y tres de la acusación–, el Ministerio Fiscal ha mantenido su petición de condena de nueve meses de prisión para el imputado.
Los hechos juzgados tuvieron lugar el 17 de agosto de 2021 en el parque de A Milagrosa de Lugo, donde de acuerdo a lo recogido en el escrito fiscal el hombre habría agredido al menor de sus dos hijos –entonces de cuatro años de edad– «dándole bofetadas y un azote en las nalgas».
El primero en declarar en la sala de vistas número 2 del Juzgado ha sido el propio acusado, que ha negado los hechos y ha señalado a los tres testigos presenciales –miembros de la misma familia– de mentir en su exposición de lo sucedido. «Me dijeron que era cruel dejar llorar al niño y me gritaron desde un banco que estaba a 25 metros, pero yo no toqué al niño en ningún momento, le reñí de palabra», ha manifestado.
Tras la declaración del padre ha llegado el turno de los testigos de la acusación, presentes aquella tarde en el lugar de los hechos. Dos de ellos han intervenido en la vista por videoconferencia y se han ratificado en los testimonios ofrecidos durante la instrucción.
El primero –que ha prestado declaración desde prisión– ha acusado al progenitor de «propinar puñetazos en la barriga y en la cabeza» al menor, mientras que la segunda ha señalado haber visto cómo el padre daba «bofetadas» a su hijo antes de «tirarlo al suelo». La tercera testigo, que ha participado de manera presencial, ha declarado que el menor se «orinó en los pantalones» porque «tenía miedo» de su padre.
La madre del menor supuestamente agredido y mujer del hombre acusado –que no se encontraba en el parque en el momento de los hechos pero se desplazó al lugar tras recibir la llamada de su pareja– también ha sido interrogada en la sala de vistas. «Los niños estaban perfectamente cuando llegué, no percibí que ninguno tuviera miedo», ha declarado, para acto seguido asegurar que su marido «jamás le pegaría al niño» porque, ha precisado, «es un buen padre».
«INCONGRUENCIAS» EN LOS TESTIMONIOS DE LOS TESTIGOS
El abogado de la defensa ha centrado su argumentación en la fase de conclusiones para solicitar la libre absolución del acusado en las «incongruencias» apreciadas en los testimonios de los testigos, «en las declaraciones ofrecidas por unos y otros», ha subrayado, y «en las declaraciones realizadas ahora con respecto a las realizadas durante la instrucción».
«Los testigos son miembros de la misma familia, sus testimonios no coinciden y no existe ni una sola prueba que pueda desvirtuar la presunción de inocencia», ha proclamado el letrado, antes de cuestionar «cómo un puñetazo en la cabeza puede no dejar ninguna marca» y de destacar que el informe emitido por el 061 tras realizar la exploración del menor en el lugar de los hechos presentaba a «un niño tranquilo, colaborador y contento».
El Ministerio Fiscal, por su parte, que ha esgrimido en sus conclusiones que «los golpes no tienen por qué dejar ningún tipo de marca», ha mantenido la petición de condena de nueve meses de cárcel en los términos formulados en el escrito de acusación y la causa ha quedado así vista para sentencia.