El descarrilamiento constante de trenes en el servicio de Cercanías de Madrid se ha vuelto una noticia recurrente para los usuarios de la capital, una nueva crisis para el ministerio que dirige Óscar Puente. Con tres incidencias en los últimos 15 días, y más de siete en lo que va del año, es un problema complicado de explicar, y más aún de resolver. De hecho, según fuentes del sector, han informado a este medio, la velocidad del último tren en salirse de la vía era de solo 7 km/h, una velocidad bastante lejana de lo que puede esperarse de un tren que se sale de los rieles.
Sumado al informe de Adif compartido por el ministro Óscar Puente en X, la red social antes llamada Twitter, en el que se dice que no hay razón aparente para que el problema sea reiterado, se abre espacio a la especulación. Desde la posibilidad de que el espacio esté mal nivelado, hasta pensar en un saboteo, como lo dejó entender el ministro cuando hablo de boicot, aunque él quiso señalar a Isabel Díaz Ayuso del mismo, aunque no tuviese pruebas y ella no gestione ni la vía, ni los trabajadores, ni los vagones que se han descarrilado.
De momento, el ministro no ha dicho qué pasos se pueden tomar en caso de que el problema persista en las próximas semanas. Lo cierto es que hay varios motivos para cuidar Cercanías, incluso más de lo usual. No solo se han vuelto una de las soluciones para aliviar el golpe de la crisis en el bolsillo de los españoles, sino que además estos problemas ocurren en una temporada navideña en la que es especialmente importante mantener las conexiones entre la capital y las zonas de su periferia.
Mientras tanto, Adif mantiene dos investigaciones abiertas. Una revisando el motivo del descarrilamiento del 26 de noviembre, un Talgo que se salió de la vía 4 saliendo de Atocha y otra para los de los días 5 y 8 de diciembre, ambos de trenes de la propia, Cercanías en la vía 5 que estaban por llegar a la estación por el túnel de recoletos. Por supuesto, si se confirma una tesis de boicot podrían ser por los mismos motivos. En cualquier caso, la empresa estatal en el texto de momento descarta que haya problemas con el mantenimiento.
El túnel de Recoletos, donde ocurrieron los últimos dos descarrilamientos, debía cerrar por unas semanas ahora por la remodelación de la estación de Chamartín, pero ayer en la mañana el ministro informaba, en su espacio favorito, que este se mantendría abierto con limitaciones a pesar de las obras. Habrá que seguir de cerca qué pasa con Cercanías las próximas semanas, pues si un tren no puede pasar por allí a 7 kilómetros por hora sin descarrilarse parece complicado imaginar que siga abierto.
EL PERRO DE ATAQUE DE PEDRO SÁNCHEZ AÚN NO REVELA COMO RESOLVERÁ LOS PROBLEMAS DEL CERCANÍAS
Más allá de prometer continuar con el traspaso de Cercanías en Euskadi y el de Rodalies de Cataluña desde el Ministerio de transporte y movilidad sostenible, no hay pistas de cómo se manejará con los servicios de trenes de corta y media distancia. De hecho, desde los trabajadores de Renfe se muestra cierta molestia por el abandono del tren tradicional mientras se refuerza la alta velocidad como el transporte del futuro.
Pero lo que sí ha hecho es lo que esperaba de él su partido: la «defensa activa» del modelo de Pedro Sánchez. No es casual que el principal blanco de su famosa cuenta de Twitter sea la gestión de Isabel Díaz Ayuso, y que insista en criticar las obras para expandir el metro de Madrid, todo mientras es claro que el servicio que su ministerio gestiona en la capital funciona considerablemente peor que el metro.
En cualquier caso, de momento, los que están sufriendo el problema de la mala gestión de Cercanías son los usuarios. Según datos de Telemadrid en 2023 ha habido unas 710 incidencias en el servicio, y la única respuesta de Puente ha sido recordar las que había durante el Gobierno de Rajoy, que tiene 5 años fuera del cargo y que tiene poco que ver con las de esta semana.
ÓSCAR PUENTE TIENE TIEMPO DE TWITTEAR PERO NO DE RESOLVER LOS PROBLEMAS CERCANÍAS
Lo cierto es que Óscar Puente sigue intentando que se hable de él por su cuenta de Twitter antes que por los problemas de su red. La táctica de distracción típica de Gobiernos populistas criticados por el PSOE como el de Donald Trump o el de Bukele en El Salvador. Es una nueva forma de hacer política que Puente ha emulado especialmente bien, y que hasta se podría aplaudir si no fuese por qué ignora los problemas.
Al menos para los usuarios queda la calma de saber que un descarrilamiento a 7 kilómetros por hora no parece ser letal. Además, el responsable incluso tiene la decencia de hacerlo cerca de las paradas, por lo que de momento Puente podrá seguir viendo los problemas de Ayuso en vez de resolver los suyos.