En los últimos veinte años se redujo notablemente el consumo de tabaco. Esto se debe en parte a las campañas, las medidas gubernamentales y los estudios científicos que demuestran el efecto nocivo de los cigarrillos.
Aunque todavía queda mucho por hacer, la concientización a nivel general es notable. Repasaremos algunas de las claves de un fenómeno clave para mejorar los indicadores de salud de la población.
La multiplicación de los productos para dejar de fumar
La dependencia física generada por la nicotina del tabaco puede ocasionar síntomas desfavorables al intentar abandonar el hábito. Para abordar esta situación, la Terapia de Reemplazo de Nicotina (NRT) ofrece una alternativa suministrando nicotina a través de distintos elementos como chicles, parches, aerosoles o inhaladores.
Parte de estos productos han recibido un impulso del marketing, que los ha hecho más deseables por los públicos de todas las edades. Estamos hablando, por ejemplo, de las bolsitas estilo Vatos Locos pouches. Se trata de productos que tienen nicotina que se ingiere de forma oral con distintos sabores y niveles de intensidad que ayudan a las personas a dejar de fumar. Estas opciones no existían hace algunos años.
Las medidas tomadas por los gobiernos
En los últimos 20 años, los gobiernos han implementado diversas medidas para prevenir el tabaquismo. Estas incluyen restricciones a la publicidad de tabaco, la obligación de colocar imágenes impactantes en las cajas de cigarrillos para concientizar sobre los riesgos, y aumentos significativos en los impuestos sobre productos de tabaco.
Estas acciones buscan desincentivar el consumo, proteger la salud pública y reducir la carga económica asociada a las enfermedades tabaco-relacionadas. A pesar de estos esfuerzos, queda claro que aún hay trabajo por hacer para lograr un descenso continuo en las tasas de tabaquismo a nivel mundial.
La importancia de dejar el cigarrillo
El tabaco es perjudicial en todas sus formas. Es decir, carece de niveles seguros de exposición. Cada año 8 millones de personas mueren como consecuencia del tabaco, entre los cuales 1,3 millones son no fumadores expuestos a humo “de segunda mano”.
Este vicio afecta particularmente a las familias de menores ingresos, ya que desvía recursos vitales hacia el tabaco, por encima de necesidades básicas como alimentación y vivienda. Además de los daños a la salud, muchas personas entienden que el hábito mina sus ingresos y por eso deciden dejar de fumar.
En el año 2000, el tabaquismo afectaba al 32,7 % de la población global de 15 años o más, pero para el año 2020, esta cifra descendió al 22,3 %. La OMS proyecta que el dato caerá al 20 % en 2025.