Rara vez se consigue un político tan polarizador como Javier Milei. El recién elegido presidente de Argentina ha sido descrito con la misma facilidad como «ultraderecha» o «ultraliberal» y como un cambio necesario para un país que tiene demasiado tiempo enfrentando una crisis inflacionaria. Es que a pesar de lo controvertidas que pueden ser algunas de las ideas que propone el que hasta el domingo era candidato de ‘La Libertad Avanza’, que van desde legalizar la venta de órganos hasta dolarizar la economía del país sureño y eliminar el banco central argentino.
Lo cierto es que más allá de lo que se opine sobre su figura, y desde la política hay posiciones bastante claras sobre lo que se opina de Milei, lo cierto es que tendrá que intentar navegar la Argentina por una tormenta complicada. Con una inflación interanual de un 140%, una polarización evidente y un congreso donde tendrá que negociar cada una de sus decisiones, después de todo solo hay tres diputados electos de su partido, por lo que tendrá que negociar cada decisión, aunque la reciente implosión de Juntos por el Cambio seguramente le permitirá negociar con las facciones del partido por separado esto también hará que cada proceso sea más largo.
Pero al menos en un principio podrá contar con el apoyo popular, aunque el país que gobernará es uno que mastica a los presidentes con mucha facilidad, tiene eso en común con Francia, puede presumir de haber ganado con comodidad. De hecho, es el presidente que más votos ha recibido en una elección, con casi 14 millones y medio de votantes, es decir, el 55% de las actas escrutadas. Eso puede servir para presionar a sus rivales políticos para aceptar algunos de los cambios más controvertidos que presentó en la campaña.
Aunque de esos cambios hay al menos un tema en el que puede aplicar «la motosierra» sin demasiada presión externa: Su gabinete. En la campaña aseguró que solo tendría 8 ministerios, eliminando 11 de los que existen en Argentina y haciendo desaparecer carteras impensables para otros países como cultura o tecnología e innovación. Es una medida que muestra su decisión de disminuir el gasto público al mínimo, aunque él mismo acepta que la misma dejará a muchos de los funcionarios públicos desempleados.
¿UN CAMBIO HECHO POR LA DESESPERACIÓN?
Tampoco puede juzgarse la llegada de Milei solo desde la preocupación por las medidas más controvertidas que presentó en la campaña. Aunque muchos predicen desde el domingo un futuro apocalíptico para Argentina, en realidad el país tiene problemas profundos que permitieron la llegada de un outsider como el presidente electo. Lo principal, por supuesto, es la inflación, que empeoró precisamente con su rival en la segunda vuelta, Sergio Massa, en el cargo de ministro de economía.
Es, para usar un término futbolístico, una jugada «a la desesperada» que demuestra la situación complicada del país. En ese panorama puede llegar al poder en una buena situación para tomar medidas radicales, pero si algo se ha demostrado con los gobiernos de figuras parecidas es que el cheque en blanco que da su llegada inicial no dura demasiado tiempo.
De allí que sea tan complicada su situación inicial. Probablemente, intentó apurar una de sus decisiones más controvertidas: eliminar el banco central argentino y dolarizar la economía del país sureño. Son dos medidas que sabe complicadas de aplicar, pero que también sabe representaría un legado posterior a su estadía en la Casa Rosada. No serían el único país de Sudamérica con una economía dolarizada, pero también es cierto que sería despedirse de su soberanía económica.
MILEI: UNA NUEVA PIEZA EN EL COMPLICADO ROMPECABEZAS DE LATINOAMÉRICA
Vale decir además que la llegada de Milei al poder vuelve a cambiar el equilibrio entre la derecha y la izquierda en el continente. No es casual que casi todos los países del continente hayan visto a una de sus figuras políticas hacer algún comentario sobre las elecciones, sea en tono apocalíptico o bien felicitando al candidato. En cualquier caso, se puede saber que no tendrá una relación especialmente buena con figuras como Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil o Gabriel Boric en Chile. Esto sin entrar en las ramificaciones que la decisión tiene en la delicada situación venezolana.
Es además una piedra en el zapato para las relaciones entre España y el nuevo continente. Dado que miembros del Gobierno de Sánchez como Yolanda Díaz han descrito la victoria de Milei como un «un día triste para el bloque democrático en todo el mundo» es posible que las relaciones con el nuevo presidente sean aún más complicadas de lo que deberían.