Los Rolling Stones rescatan el blues en ‘Hackney Diamonds’

Escribir quiénes son los Rolling Stones parece una pérdida de tiempo. Al hablar de la música en el siglo XX y mencionar los artistas más importantes es difícil imaginar un escenario que no incluya a Mick Jagger, Keith Richards y compañía y con 11 discos de estudio lanzados en una carrera de más de 60 años nadie contaba demasiado con que el grupo tuviera otro disco en el tanque, y menos aún que fuese uno de los mejores discos del año. 

‘Hackney Diamonds’ es un trabajo de blues y rock n’ roll puro. Un retorno a las raíces del sonido que enamoró a Jagger y a Richards en su juventud sin los destellos de funk y psicodelia que han ido sumando a su sonido a lo largo de las décadas, pero irónicamente en el panorama moderno un regreso al sonido crudo con el que iniciaron termina teniendo una frescura especial. Ayuda que tanto los dos líderes del grupo como el segundo guitarrista, Ronnie Wood, demuestran no solo su la experiencia en sus instrumentos, sino la química reforzada tras 60 años tocando y componiendo juntos.

Pero entre las decisiones llamativas del disco es que líricamente es el disco más «inmaduro» de la banda. Mientras otros artistas de los 60 y 70 empiezan a hacer canciones sobre la vejez y la inevitabilidad de la muerte los Rolling Stones parecen aún sentirse cómodos hablando de amor, deseo y rabia, al punto que el primer sencillo lleva por título ‘Angry’. Parte de esto es el productor, Andrew Watt, que tras saltar a la fama produciendo para Justin Bieber ha demostrado su interés por el rock trabajando con Ozzy Osbourne, Iggy Pop y Pearl Jam.

Es que Watt tiene un oído interesante para la modernidad, aunque puede acercar a los artistas clásicos hasta la actualidad sin que pierdan sus sonidos. Lo ha demostrado con su trabajo con Ozzy y con Iggy Pop, y ahora vuelve a hacerlo con los Rolling Stones, el resultado es una colección de canciones que parecen sacadas de las sesiones de ‘Sticky Fingers’ de 1971 o ‘Exiles on Main Street’ de 1972, seguramente los dos mejores discos de la banda. 

SEXO, RABIA Y ROCK N’ ROLL

Lo cierto es que ‘Angry’ es una buena introducción al proyecto, y si no fuera por el inevitable cambio en la voz de Jagger tras 60 años también lo sería para la banda como un todo. Es una pieza de blues con algo de pop que muestra a la banda en su mejor momento, con la evidente frustración en la mítica voz del líder del grupo preguntando de forma repetida «¿Por qué estás molesta conmigo?».

Es un buen ejemplo además de la paleta de sonidos que la banda repasará durante el resto del disco. El country que protagoniza ‘Dreamy Skies’, una de las pocas reflexiones sobre la vejez en el disco, el sonido estilo Britpop de ‘Whole Wide World’ en la que reclaman de vuelta para los grupos de los 60 el sonido de robado por Oasis y por supuesto el rock directo que los ha caracterizado incluso en los momentos en los que la banda intentaba atrapar los sonidos del momento en sus discos. 

Los colaboradores se entregan del todo a la tarea de mostrar al grupo en su mejor versión. Elton John acepta ser poco más que una voz coral en ‘Get Close’ y ‘Live by the sword’ mientras que Paul McArtney puede presentar su versión más «sucia» en ‘Bite my head off’. Pero es la más joven de las invitadas, Lady Gaga, la que puede presumir de ser una de las dos voces en quizás la mejor canción de los Rolling Stones.

‘Sweet Sounds of Heaven’ es un pico importante en una banda legendaria, una entrega absoluta al gospel, tanto sónica como líricamente en la que Jagger y Gaga buscan una explicación de la realidad en los cielos mientras la guitarra de Richards llora en la mejor interpretación del disco. Descritos siempre como sus majestades satánicas, por el propio deseo de la banda de escandalizar, en realidad siempre han tenido una parte espiritual en su música y este tema parece una culminación de ello. Que la banda aún tenga una canción de este nivel en el tanque es suficiente para justificar que sigan lanzando nueva música, después de todo una obra maestra de compositores mayores de 80 no es especialmente normal.

LOS ROLLING STONES REBELDES HASTA EL FINAL 

Una de las frases de ‘Sweet Sounds of Heaven’ se ha vuelto un poco el eslogan de esta etapa de los Rolling Stones: «Dejemos que los viejos se crean jóvenes», y mientras aplique a la banda parece suficiente. Es cierto que los Stones no están intentando encender una revolución en este disco, eso ya lo hicieron cuando tenían 20 años, aquí se muestran cómodos entregándose a su papel como viejos maestros, que solo tienen que mostrar su capacidad de seguir haciendo buenas canciones.

Pero dado que ya nadie hace canciones como los Stones no tienen que hacer mucho más. Más que parte del pasado el grupo suena como si fuese un eterno presente, y es complicado no terminar de escuchar la reversión de ‘Rolling Stone’ de Muddy Waters que cierra el disco el deseo es simplemente que no mueran nunca, y que sigan dejando uno que otro disco cada par de años.