Si se hiciera una encuesta a un número amplio de comunidades de vecinos y se les preguntase: ¿cuáles son los principales problemas que existen y se viven en una comunidad vecinal?, las repuestas a buen seguro sería muy parecidas y se concretarían. Con diferente orden según la clase de comunidad, en cinco puntos las principales son:
La excesiva y farragosa duración de las reuniones de vecinos que la junta directiva convoca. Su desarrollo suele ser excesivo, en muchas ocasiones inoperante y muy propicio a enfrentamientos poco útiles.
Falta de información previa de los problemas que afectan a la comunidad, lo que ocasiona que como consecuencia más inmediata que el vecino no tenga ideas claras para proponer soluciones y ello ocasione a su vez una excesiva duración de las reuniones como se ha expuesto en el punto anterior.
No tener un abanico, amplio y justificado de soluciones para las propuestas presentadas en el orden del día, lo que da lugar a que, en muchas ocasiones, las soluciones adoptadas les falte estudios y sean aprobadas más por el interés de la junta directiva, que por el conocimiento y deseo de los vecinos
Una falta de intercambio de opciones por parte de los vecinos, ocasionada casi siempre por una dificultad logística de verse, hablarse y comentar los puntos que luego se reflejan en el orden del día.
Un desconocimiento, en muchas ocasiones generalizado, de como se van realizando los acuerdos tomados en la junta vecinal, lo que ocasiona, en ocasiones, una falta de confianza en el trabajo de los administradores incapaces de hacer llegar a todos los vecinos la marcha de las soluciones adoptadas.
Podrían añadirse otro conjunto de respuestas que a buen seguro indicarían el grado de aceptación del trabajo de los administradores, siempre difícil y arduo, por la complejidad de los temas y la variedad de personas implicadas en ellos, pero con este grupo de cinco respuestas se refleja bastante bien lo que es la complejidad del buen gobierno de las comunidades vecinales, que tienen al administrador como único trabajador permanente en el desarrollo de la buena marcha de a comunidad, lo cual hace que en muchas ocasiones se acentúe la dificultad de dicho trabajo.
Frente a ello, hay una idea clara y compartida por todos, vecinos y administradores es el deseo, más que conveniencia, de que la comunidad funcione lo mejor posible porque ello redundara no solo en el reconocimiento del trabajo del administrador, sino en la armonía vecinal, muy importante desde un punto de vista humano. Y además, el buen trabajo colectivo redunda en conseguir una mejora en la vida de las zonas comunes de la comunidad, en el reemplazo de aquellas deficiencias detectadas, en una buena marcha económica que no necesitara de continuas derramas para hacer frente a los gastos ocasionados por dejadas o abandono, etc. etc.
Por lo tanto, es necesario adoptar las medidas necesarias para afrontar estos temas expuestos. EJUNTAS lo hace de forma y sencilla, dando respuesta a esos problemas.