Finalmente, tras una campaña más larga de lo esperado, España se confirma como una de las anfitrionas del mundial del 2030, pero no será solo con Portugal y Marruecos, como originalmente estaba planteado, sino que Argentina, Uruguay y Paraguay serán sedes de los partidos inaugurales. La decisión aún debe ser ratificada por el congreso de la FIFA en votación, pero la candidatura europea es la única que sigue en la mesa tras el acuerdo con los sudamericanos como anunció el propio Gianni Infantino.
Es una decisión controvertida desde el minuto uno, como casi todo lo que hace la FIFA últimamente, no solo por la presencia marroquí en la organización sino por el viaje tan largo que significa para los equipos de la inauguración volver a Europa para el resto de los partidos. Pero es una ocasión especial, centenario del primer mundial en Uruguay, por lo que es lógico que la Conmebol organice al menos una parte de los partidos.
De este modo, según confirmaron fuentes de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a Europa Press, España volverá a acoger un Mundial de fútbol 48 años después, junto a sus vecinos ibéricos y africanos.
«Creímos en Grande. El Mundial Centenario 2030 comienza donde todo se inició. ¡Uruguay, Argentina y Paraguay serán sedes de los partidos inaugurales del Mundial del Centenario!», escribió el presidente de la CONMEBOL, Alejandro Domínguez, avanzando una noticia que la propia FIFA hará oficial pronto. Al mismo tiempo que ha recibido críticas por ceder en su intento de celebrar de nuevo el mundial en América del Sur donde no se celebra el torneo desde 2014, cuando Brasil acogió el evento.
AÚN NO SE SABE CÓMO SE REPARTIRÁN LOS PARTIDOS
La duda ahora será cómo las sedes se reparten el resto de los partidos posterior a la inauguración. Si bien lo esperado es que España acoja la final del torneo aún falta tiempo para saberlo, y es una decisión que tendrá que pasar por un comité de organización. En la candidatura inicial se contaba con un reparto donde la mayoría de los partidos se jugaban en nuestro país, pero con el cambio en la organización puede haber variaciones, así sea para recortar vuelos de equipos en plena competición.
De cualquier caso la ventaja logística de los estadios españoles era uno de los factores decisivos para que España aventajara otras candidaturas, por lo que lo normal es que se mantenga como favorito para albergar la final. En la práctica ninguno de los otros dos países europeos que asumirán el evento tienen un estadio del tamaño y las condiciones del Santiago Bernabéu o el Camp Nou.
Pero para saber eso aún falta el anuncio oficial tras el congreso de la FIFA. Es cierto que todo indica que a estas alturas no es más que un formalismo, pero de momento a las federaciones involucradas les toca esperar.
EL MUNDIAL SIRVE PARA PASAR LA PÁGINA DEL CASO RUBIALES
Mientras tanto la RFEF puede celebrar dejar atrás el drama del expresidente Luis Rubiales. Tras la polémica generada por el «pico» a Jennifer Hermoso había dudas incluso de si era un buen momento para dejar que España asumiera un evento de esta envergadura, pero dado que las últimas ediciones del torneo habían sido en Rusia y Qatar respectivamente es posible que las preocupaciones por la imagen no sean una prioridad.
De momento es una buena noticia para una federación que tiene oportunidad de mostrar al mundo su mejor cara, y lo mejor de la «marca España». También obliga a poner la lupa sobre una generación prometedora de jugadores, que tendrá la extraña oportunidad de levantar el trofeo mundialista en su casa.