Más allá de los tradicionales métodos para el control de la miopía, están surgiendo alternativas derivadas de investigaciones científicas novedosas todavía en desarrollo y estudio que, sin supervisión específica por un profesional de la salud visual y sin una correcta aplicación, pueden suponer un riesgo en la salud visual.
Se trata de la terapia de luz roja de bajo nivel, pero ¿en qué consiste exactamente? ¿Es una alternativa segura? ¿Por qué es tan importante el seguimiento y control de los tratamientos por parte de un profesional de la salud visual?
¿En qué consiste la luz roja?
La terapia repetida de luz roja de bajo nivel (RLRL, por sus siglas en inglés) es un tratamiento terapéutico que ha adquirido protagonismo en los últimos años y que consiste en llevar luz directamente a la retina, durante un periodo corto de tiempo. Como resultado, teóricamente la tasa metabólica coroidea mejora y también lo hace la hipoxia escleral (suministro reducido de oxígeno que llega a la córnea), lo que inhibe el estímulo de crecimiento ocular y, por lo tanto, ralentiza la evolución de la miopía. Sin embargo, no hay suficiente evidencia científica respecto a sus sistemas de aplicación, tiempo de exposición y seguridad a largo plazo para los tejidos oculares implicados.
Ponerse en manos de profesionales de la salud visual para revisiones y tratamientos
En un ensayo clínico que se puso en marcha en cinco hospitales de China en el que participaron 264 niños de entre 8 y 13 años con miopía de -1,00 a -5,00 dioptrías y astigmatismo no superior a 2,50 dioptrías, se observó un acortamiento de la longitud axial en el 20 % de los participantes después de un año de tratamiento, aunque no se dispone de datos suficientes como para saber con exactitud la razón a la que se debió este cambio.
Sin embargo, existen casos aislados como el de una niña de 12 años que presentó pérdida de visión bilateral durante dos semanas después de cinco meses de exposición de luz roja, sin conocimiento, ni supervisión adecuada del instrumento de aplicación. Después de 3 meses sin terapia RLRL, el daño retiniano externo bilateral se recuperó parcialmente ¿Es entonces un tratamiento seguro o no lo es? O quizá la pregunta debería ser: ¿es seguro realizar este tipo de terapias sin ningún tipo de control en casa?
Según un estudio publicado en Scientific Reports, realizado por un grupo de investigadores de la University College of London (UCL), con solo tres minutos de exposición a la luz roja intensa una vez a la semana, preferiblemente por la mañana, es posible mejorar significativamente el deterioro de la visión y frenar el avance de la miopía, pero siempre y cuando el tratamiento esté prescrito por un profesional de la salud visual que debe responsabilizarse de realizar un seguimiento cada determinado tiempo, además, de utilizar instrumentos homologados y testados para su aplicación.
Aunque las conclusiones que extrajeron los investigadores son positivas (una mejora media del 17% en la visión del contraste de colores de los participantes), aún no se dispone de toda la información como para responder a estas cuestiones, ya que todavía no existe evidencia suficiente en este tipo de terapia, a diferencia de otros métodos alternativos como la Orto K.
Por otro lado, un dato también que es importante tener en cuenta es que el láser es una fuente de luz especial que se obtiene mediante tecnología de “amplificación de frecuencia óptica” y la exposición directa puede provocar daños irreversibles para los ojos. Por eso, es fundamental poner la salud visual en manos de profesionales que utilizan una tecnología avalada por los organismos de aplicación médica competentes para ello y con los registros necesarios para su aplicación en la población.
Opciones seguras para el control de la miopía
Según el Consejo General de Ópticos y Optometristas, las lentes Orto K son el medio no invasivo más indicado para desacelerar la progresión de la miopía y otros efectos visuales en la población infantil. Además, a diferencia de la luz roja que apenas dispone de experiencia de uso por el momento, la ortoqueratología es un método que se utiliza desde hace más de 25 años y que, según la última encuesta anual a profesionales International Contact Lens Prescribing, ya alcanza el 22 % de todas las adaptaciones de lentes de contacto e incluso supera el 30 % en países como Canadá, Italia o España.
Funcionamiento de las Orto K
Las lentes Orto K son uno de los tratamientos ópticos con mayor eficacia y evidencia científica que, además de permitir tener una buena visión con la libertad total que no aportan ni las gafas ni las lentillas tradicionales, también evitan que la miopía vaya en aumento. Por esta razón, cada vez son más los padres y madres que eligen este método para el control de la miopía de sus hijos.
Estas lentes, al utilizarse durante el sueño, hacen que la capa más externa del ojo se adapte suavemente a la forma de la lente. Este cambio de curvatura que se produce en el ojo apenas es notable, no causa ninguna molestia y, sin embargo, es suficiente para que tras horas de sueño el ojo se haya adaptado perfectamente. De esta manera, permite que durante el día pueda tener una visión totalmente normal.
Las aliadas perfectas, atropina y Orto K
Otra de las alternativas para el control de la miopía es la combinación de atropina y Orto K. La atropina es una sustancia natural que se encuentra en algunas plantas venenosas. Una de ellas, la belladona que, como medicamento y en determinadas dosis, tiene una amplia variedad de usos. Tal y como se extrae de la American Academy of Ophthalmology, en el caso de los ojos, se utiliza para la dilatación de la pupila, en el tratamiento del ojo vago y, en dosis bajas (0,01 % de concentración) para el control del avance de la miopía.
Varios estudios han demostrado que la atropina asociada a la Orto K es una forma efectiva de prevenir la progresión de la miopía. De hecho, todos concluyen que la combinación de ambas técnicas tiene un mayor efecto en la desaceleración de esta patología. En uno de estos estudios, Additive effects of orthokeratology and atropine 0.01% ophthalmic solution in slowing axial elongation in children with myopia: first year results, se dividió a los participantes (niños japoneses 8 a 12 años que llevaban utilizando lentes Orto K tres meses) en dos grupos: el primero, que empezó a utilizar atropina al 0,01 % en solución oftálmica; y, el segundo, en monoterapia, es decir, solo Orto K. Durante el seguimiento de 1 año a los participantes, la combinación de Orto K y atropina fue más efectiva para disminuir la elongación axial que la monoterapia en niños con miopía.
En definitiva, existen soluciones seguras para el control de la miopía validadas mediante ensayos clínicos rigurosos y una amplia experiencia en pacientes como es el caso de la Orto K, pero la implementación de las mismas requiere siempre un seguimiento estricto por parte de profesionales de la salud visual. Para más información sobre cuál es el tratamiento más adecuado, en Avanlens, clínica especializada en contactología avanzada, pueden resolver todas las dudas.