‘The Bear’: La cocina según Alfred Hitchcock

‘The Bear’ es una de esas series de Disney+ más complicadas de explicar. Creada por Christopher Storer, colaborador frecuente tras la cámara del comediante y músico Bo Burnham en teoría la descripción es simple: La historia de un chef de primera clase que hereda el destartalado restaurante de emparedados de su hermano, dado que además cada episodio dura unos 30 minutos es posible que incluso se asuma como una comedia, como lo han hecho los Emmy. 

Pero en la práctica la historia de Carmen «Carmy» Berzatto (Jeremy Allen White) está más cercana a un thriller paranoide. No solo por qué la serie estudia muy de cerca la realidad del duelo, sino por como captura la ansiedad, la velocidad y el estrés de como funciona una cocina y un restaurante. Desde lo complicado que puede ser afrontar la hora pico en un servicio hasta lo maleables que pueden ser los ingresos, todo por factores tan aleatorios como el clima o el ruido de la calle. 

Pero la ironía es que en ese espacio, sentado en la cuerda floja, es que mejor opera el protagonista de ‘The Bear’. Carmy es un cocinero profundamente talentoso sí, pero viéndolo operar es evidente que prefiere el estrés y la velocidad de la cocina a lidiar con la tristeza por la muerte de su hermano, que es más fácil resolver un problema por la falta de algún insumo que hablar con una chica, y a pesar de como se dispare su ansiedad probablemente preferiría un incendio.

Es que la cocina de ‘The Beef’, el local donde ocurre la primera temporada parece una bomba a punto de explotar todo el tiempo. Parte de ello viene por el uso de la cámara que dentro de la cocina tiene dos velocidades, cortes rápidos y violentos para estresar al espectador o unas tomas extraordinariamente largas para cocinar la tensión a fuego lento. En ambos casos el responsable suele ser el propio Storer, que demuestra episodio a episodio que es un talento tan brillante en el guion como detrás de la cámara.

LA SEGUNDA TEMPORADA DE ‘THE BEAR’ SALE DE LA COCINA

Después de un final de la primera temporada que deja al local en proceso de remodelación la segunda da la posibilidad a los personajes de ver el mundo más allá de la claustrofobia del local. Eso permite que las relaciones entre los protagonistas de ‘The Bear’ se transformen y crezcan, pero también que se muestre su obsesión permanente con la cocina, algunos como concepto pero otros específicamente con este local. 

Allí Ebon Moss-Bachrach quien da vida a Ritchie, primo del protagonista con años atendiendo clientes en el local, es quien más puede brillar. Tan cargado de ansiedad como su Carmy, sobre todo la de no haber sido él quien heredara el restaurante, pero con una relación con los clientes que su primo mejor formado no es capaz de tener. Al no tener el local se permite aprender más sobre el protocolo de la hostelería, pero además de relacionarse más con su hija. 

ESTRÉS POSTRAUMÁTICO PARA CAMAREROS Y COCINEROS

En un país donde un porcentaje demasiado alto de la población ha tenido que trabajar como camarero o cocinero en un restaurante o en un bar, incluyendo quien escribe estas líneas, es fácil identificar el caos de una cocina al verlo en ficción. Aunque no necesariamente es del todo realista no deja de ser impresionante la capacidad de la serie para atrapar la velocidad con la que se mueve el negocio de la hostelería.

El que al capturarlo así tenga más en común con un thriller que con una comedia tradicional es una demostración brillante de la mentalidad que exige ese negocio. Los sacrificios necesarios para ser un cocinero de estrella michelín no son ningún secreto, pero pocas veces se captura de forma tan inteligente el estrés del día a día de un local de comida de cualquier barrio.