En un momento en el que la gobernabilidad de España está en juego y tanto PP como PSOE buscan apoyos, a cualquier precio, para formar la mayoría absoluta que de lugar al nombramiento de un nuevo presidente, los socialistas han jugado las bazas de las lenguas cooficiales y la amnistía. Ahora recuperan el discurso guerra civilista por medio de Félix Bolaños, ministro de la Presidencia.
En esta estratégica partida de ajedrez que mantienen PP y PSOE, los socialistas han tomado la delantera. El primer paso del partido socialista para conseguir el apoyo de Esquerra, Junts y Bildu para la investidura ha sido el nombramiento de Francisca Armengol como presidenta del Congreso de los Diputados. Quien tras su nombramiento reconoció la «pluralidad y la diversidad» de España, por lo que permitiría utilizar el euskera, catalán y el gallego en la Cámara Baja. Medida que ha sentado muy mal a los diputados valencianos tanto de PP como del PSOE que se han sentido ninguneados.
Sin embargo, este viernes ha reconocido que la implantación de estas lenguas «tiene sus complejidades», puesto que la lengua vehicular en la cámara es el castellano, ahora serán necesarios dispositivos de traducción simultánea cuanto menos. La presidenta del Congreso, balear de origen, ha asegurado que la utilización de estas lenguas en la cámara «Es mi compromiso», sin embargo ha reconocido que «Tenemos que ver las posibilidades técnicas y la realidad de lo que tenemos en la Cámara».
Pese a que el PSOE siempre se opuso a esta medida, ahora tratará de imponerla también en Europa, donde tendrá que tener el apoyo de todos los estados miembros. Entre los 26 también hay países que tienen problemas lingüísticos como Italia o Francia que reconocen hasta 11 y siete lenguas distintas en sus territorios respectivamente, pero que de manera oficial tan sólo utilizan el italiano o el francés.
Asimismo, los grupos independentistas ERC y Junts quieren ir más allá en su lucha por la independencia. Ambos grupos han reivindicado que la negociación por la Mesa del Congreso y la presidencia de la cámara están al margen de la negociación por la investidura. Y buscan, además de tener un grupo parlamentario propio, la Ley de Amnistía. Así lo reconocía la diputada y portavoz de ERC, Teresa Jordà «Sin ley de amnistía, no habrá investidura de Sánchez».
Pero no es la única petición en cuanto al procés puesto que también buscan la «desjudialización» del procés catalán y exigen que se cumpla un punto en concreto «El Estado se compromete al fin de la represión relacionada con el 1-O contra el independentismo por las vías legales necesarias».
Bolaños recupera el discurso guerracivilista
Por si no fuera suficiente la aceptación de las lenguas cooficiales como arma arrojadiza, la amnistía de golpistas que intentaron y seguirán intentando romper España, el PSOE ha recuperado el discurso de la Guerra Civil por medio del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y todo para gobernar España.
El pasado 5 de agosto el perfil oficial de Twitter del Ministerio de la Presidencia publicaba un post en el que recordaba a las 13 víctimas de la represión franquista, cuando se cumplen 84 años de su fusilamiento.
Una declaración de intenciones contra PP y Vox, que en el caso de formar gobierno derogarían la Ley de Memoria Democrática. No es extraño que el PSOE se mueva en estos discursos, puesto que durante toda la campaña por las elecciones del 23J ha disparado términos como «extrema derecha» contra Vox, y «al final PP y Vox son lo mismo».
Aunque no ha sido la única referencia al periodo más catastrófico de la historia española, este viernes el Ministerio de la Presidencia también ha querido recordar la figura de Federico García Lorca. El cual fue fusilado por franquistas hace 87 años y sus restos aún no han podido ser recuperados.
Resulta más que interesante que la cartera dirigida por Félix Bolaños recuerde a estas víctimas de la dictadura franquista, pero se olvide de la dictadura que imponía ETA hasta hace apenas 12 años y que costó la vida a cientos de personas inocentes, incluidos miembros de su partido como Enrique Casas o Fernando Múgica. Sin duda alguna, la guerra por conseguir la presidencia está más cruda que nunca.