Que en España sigue habiendo vestigios de la época franquista, pese que el dictador Franco lleva 48 años muertos, es algo evidente con monumentos como el Valle de los Caídos, el Arco de la Victoria, la Columna Sagardía, el monumento a Onésimo Redondo o a Carrero Blanco.
Pero también hay lugares menos emblemáticos que pretenden mantener viva la memoria del dictador y tiempos pasados en España. Uno de esos lugares es el restaurante Casa Eladio, situado en Ávila justo enfrente de la muralla. Donde destacan, además de sus torreznos y el cochifrito, una decoración inspirada en 1936. En su decoración exterior se pueden apreciar banderas nacionales con el Águila de San Juan y lemas como «Todo por la patria» o «Rojos abstenerse», además de una pizarra que deja claro que no van a renunciar a su decoración, ni pensamiento «Si usted no se encuentra a gusto en esta casa: se puede ir a tomar por culo».
Un preludio de los platos que se pueden encontrar en la carta. La sección raciones están dividida de igual manera que el ejército, tierra, mar y aire. En las raciones «de tierra» destacan los «huevos rotos fusilados», «callos al rojo vivo», las patatas «revolconas al 36» o las «croquetas a la patria». En las raciones «por aire» se encuentra el «revuelto de morcilla sin rencores» y el «revuelto de bacalao grande y libre de cebolla». Mientras que las raciones «de mar» incluyen «calamares a la española», «gambas a lo Tejero con ajo» y el «pulpo al estilo Fraga». Aunque también se pueden degustar los «chorizos rojos» y el queso de «vaca endemoniá».
Por si aún queda hambre de nacionalcatolicismo y estando en Ávila se puede degustar el «Chuletón nacional», el «secreto a la parte izquierda» y las «chuletillas del Valle», entre una amplia oferta de bocadillos, sandwiches y hamburguesas.
Este restaurante franquista, está emplazado dentro de la llamada Ruta 36, donde se encuentran otros restaurantes con idéntica temática.
La Ruta 36, la guía gastronómica franquista en España
Pero Casa Eladio no es el único restaurante de corte franquista que hay en España. En Madrid se puede encontrar el bar Oliva, situado en la calle Antonio López donde se encuentra el curioso caso de un ciudadano chino, Chen, que es franquista. Otros restaurantes enmarcados en esta ruta son «El cangrejo» en La Solana (Ciudad Real) o Casa Olga en A Guarda (Pontevedra).
Pero sin duda el restaurante que se lleva la palma en este sentido es Casa Pepe, ubicado en Despeñaperros, un restaurante que reúne todo aquello que un día fue y que hoy ya es un delito contra la Ley de Memoria Histórica.
En Casa Pepe todo está adornado con motivos franquistas, tales como las banderas preconstitucionales, las banderas de Falange, fotos del Caudillo y su familia, además de retratos de Millán Astray, José Antonio Primo de Rivera y Onésimo Redondo.
Pero no solo tiene una amplia carta en la que destacan el rabo de toro. Sino que además tiene una tienda con todo tipo de souvenirs inspirados en la temática franquista: carteras con el escudo de España preconstitucional, banderas nacionales con el Águila de San Juan, azulejos con el mismo escudo o llavero, mecheros y demás enseres de menor tamaño pero aderezados con los motivos referenciales de Franco.
Sin duda conformar una ruta gastronómica de dudosa legalidad tal y como recoge la Ley de Memoria Histórica, pero que aún sigue, no sólo llamando poderosamente la atención en las redes sociales, así como a aquellos que visitan estos establecimientos, sino que también parece demostrar que, en ocasiones, la gastronomía puede ser mucho más de lo que parece. Al menos, en la carta.