El Papa invita a los jóvenes en la Vigilia a llevar la JMJ más allá de Lisboa

El Papa Francisco ha invitado este sábado a los miles de jóvenes presentes en la Vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), a llevar la «alegría» de este evento más allá de Lisboa, y les ha invitado a que ayuden a las personas que caen en el camino, advirtiendo de que únicamente es «lícito» mirar a una persona «de arriba abajo» para «ayudarla a levantarse».

«La alegría es misionera, la alegría no es para uno, es para llevar algo. Y yo les pregunto a ustedes que están aquí, que han venido a encontrarse, a buscar el mensaje de Cristo, a buscar un sentido lindo a la vida: ¿Esto se lo van a quedar para ustedes o lo van a llevar a los otros? ¿Qué opinan? No oigo», ha enfatizado el Pontífice, invitando a repetir todos juntos «la alegría es misionera».

Así lo ha expresado en el marco de la Vigilia con los jóvenes, uno de los eventos centrales de todas las Jornadas Mundiales de la Juventud, en la que no han faltado testimonios, canto, baile, drones y dos cazas sobrevolando el altar central.

Durante su discurso, pronunciado en español, el Papa ha precisado que esa «alegría», en referencia a la fe, la tienen gracias a padres, abuelos, amigos, sacerdotes, religiosos, catequistas o maestros. «Otros nos prepararon para recibirla», ha puntualizado Francisco, invitando a los chicos y chicas a guardar unos segundos de silencio para recordar a esas personas. «¿Encontraron rostros? ¿Encontraron historias?», ha preguntado el Pontífice, para añadir que ellos son «las raíces» de su alegría.

En este sentido, ha animado a los jóvenes a que se conviertan, también ellos, en raíces de alegría para otras personas, y les ha advertido de que la alegría no está «bajo llave» ni «en la biblioteca encerrada», aunque les ha aclarado que «hay que estudiar». «La alegría –ha matizado el Papa– hay que buscarla, hay que descubrirla en nuestro diálogo con los demás, donde tenemos que dar esas raíces de alegría que nosotros hemos recibido».

NO TIRAR LA ESPONJA

Si bien, ha reconocido que esto «a veces cansa» y les ha preguntado a los participantes en la Vigilia si ellos «se cansaron alguna vez». Los jóvenes han contestado afirmativamente y, entonces, Bergoglio les ha advertido de que en esos momentos no deben «tirar la esponja», no deben abandonar.

No obstante, ha concretado que cuando uno «cae» en la vida, «tiene un fracaso» o «comete errores pesados, fuertes», su vida no está terminada y necesita de los demás para que le ayuden a levantarse. En este sentido, ha recordado un canto de los alpinistas: ‘De ascender la montaña, lo que importa no es no caer, sino no permanecer caído’.

«El que permanece caído se jubiló de la vida ya, cerró, cerró la esperanza, clausuró la ilusión y ahí queda caído. Si vemos a algunos amigos nuestros que están caídos, ¿qué tenemos que hacer? Levantarlo, fuerte. Levantarlo», ha insistido el Papa.

Así, Francisco ha avisado de que esta es la única ocasión en la que está permitido mirar a alguien desde arriba. «Cuando uno tiene que levantar o ayudar a levantar a una persona, ¿qué gesto hace? Lo mira de arriba hacia abajo. La única oportunidad, el único momento que es lícito mirar a una persona de arriba abajo, es para ayudarla a levantarse. ¿Cuántas veces vemos gente que nos mira así, sobre el hombro, de arriba para abajo? Es triste», ha reflexionado el Pontífice.

Todo esto, según ha resumido Bergoglio, es «el camino» y ha añadido que durante el mismo es importante la «constancia» y el «entrenamiento», haciendo un símil con el fútbol.

«En la vida, para lograr las cosas, hay que entrenarse en el camino, a veces no tenemos ganas de caminar, no tenemos ganas de hacer esfuerzo, nos copiamos en los exámenes porque no queremos estudiar, y no llegamos al éxito. No sé si a algunos les gusta el fútbol. A mí me gusta. Detrás de un gol, ¿que hay? Mucho entrenamiento», ha comentado.

Finalmente, el Papa Francisco ha advertido a los chicos y chicas de que «en la vida nada es gratis, todo se paga» y que «solo hay una cosa gratis: el amor de Jesús», por lo que les ha invitado a ir «adelante, sin miedo», caminando «en la esperanza» y «mirando sus raíces».