PALMA, 17
El acusado de violar a la hija de su pareja, de nueve años por aquel entonces, ha negado este lunes los hechos y ha indicado al Tribunal que la abrazó por detrás «para hacer una broma».
La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Baleares ha celebrado este lunes el juicio contra el hombre. El individuo, quien únicamente ha querido responder a las preguntas de su abogada, ha descrito un episodio ocurrido en la cocina del piso en el que convivía con su pareja y la hija de ésta, relatando que fue «a hacerle una broma por detrás».
«Estábamos en la cocina y estaba muy seria –la víctima–, y fui a abrazarle por detrás para hacerle una broma y respondió de mala manera», ha continuado el procesado, quien ha recordado que los hechos sucedieron durante la pandemia.
Seguidamente, ha contado que la niña, «a raíz de eso, se quedó en su habitación» y le trasladó a su madre que él le había abrazado por detrás y «tocado los pechos». En este punto, ha achacado el relato de la niña al «confinamiento», ya que, según ha argumentado el acusado, la menor «quería irse» a casa de sus abuelos.
La siguiente en declarar ha sido la madre de la víctima, en calidad de testigo, quien ha manifestado ante el Tribunal que, cuando su hija le contó lo presuntamente sucedido, el hombre empezó a pedir perdón.
En concreto, ha explicado durante el juicio que su hija le dijo que el procesado «le tocaba» y se señaló «el pubis y los pechos», por lo que decidió irse de casa. «Yo quería coger a mi hija, salvarla; él se puso de rodillas y me decía ‘perdóname'», ha continuado la madre, quien previamente ha asegurado que nunca sospechó nada.
OTROS TESTIMONIOS
Dos profesionales encargadas de evaluar la validez de las declaraciones han explicado que del análisis de varios informes extrajeron que no se podía conocer si la niña verbalizó los hechos porque realmente habían ocurrido o el entrevistador lo había sugerido, y se han referido a un problema estructural de validez de la información.
Además, han indicado que siempre se recomienda que sean dos evaluadores los que entrevisten a la víctima –en este caso sólo fue uno–, «para que uno lleve más el peso y establezca la relación de confianza, y la otra persona haga de observadora».
Por otro lado, han apuntado que no se valoró lo sugestionable que podría ser la menor. «Si no se hace esta valoración, se desconoce cuánta información ha facilitado ella porque se lo ha dicho antes la entrevistadora o cuál ha ocurrido realmente», han insistido las expertas.
Al mismo tiempo, se han referido a la ley de la naturaleza a la hora de evaluar la validez de la declaración, que es la que revela si, físicamente, los hechos son posibles o no, algo que también han puesto en duda de acuerdo al testimonio de la menor.
«En la medida en que no se ha obtenido un relato libre de los hechos, el testimonio sería indeterminado», han respondido las testigos, preguntadas por una valoración profesional sobre el testimonio.
En esta línea, han concluido también que la entrevista que se realizó a la niña estuvo «muy dirigida», porque «se introduce mucha información que la menor no ha comentado».
Por su parte, un agente de la Guardia Civil que entrevistó a la menor ha remarcado que «no fue difícil» y que «ella abordó el tema sabiendo a lo que venía».
Seguidamente, en la Sala se ha expuesto un vídeo de la declaración de la víctima narrando las presuntas agresiones que sufrió, describiendo manoseos por los pechos y por sus zonas íntimas «demasiadas veces», entre otros episodios, y refiriéndose también a una violación.
CONCLUSIONES
El fiscal, quien mantiene la acusación hacia el hombre, ha destacado, durante el turno de conclusiones, que la prueba más determinante es el testimonio de la menor. En este punto, ha resaltado su capacidad para mantener una «conversación consistente», propia de una «persona precisa», y ha remarcado que «cuando habla de lo que sabe, lo dice, y cuando no lo sabe, no lo dice».
También ha defendido que se da una «ampliación paulatina de los hechos» y que no existen contradicciones en las distintas versiones que aportó la víctima, quien responde de una «forma coherente», por lo que hay «persistencia en la incriminación».
La acusación particular, por su parte, también ha enfatizado el testimonio «sólido» de la víctima y ha hecho alusión a la declaración, este lunes, de la madre, quien ha señalado que el acusado pidió perdón.
En último lugar, la defensa ha rechazado el argumento de Fiscalía de que las distintas versiones de la menor sean una ampliación, insistiendo en que se dan contradicciones en sus distintas declaraciones.
Asimismo, ha interpretado que la denuncia de la menor se debe a la situación de pandemia, ya que, según ha concluido, estaba acostumbrada a vivir en casa de sus abuelos y pasó a vivir en el piso. «Es ahí donde la menor decide dice que la manosea para poder salir de la casa, porque estaba pasando una mala época durante la pandemia y la cuarentena», ha finalizado, pidiendo una sentencia absolutoria para su representado.
LOS HECHOS
Los hechos juzgados comenzaron a producirse, presuntamente, el verano de 2016, momento en el que el procesado inició la convivencia con su pareja y su hija, que en aquel momento tenía nueve años, en un municipio de Mallorca.
Según el relato del Ministerio Público, cuando se quedaban a solas, el hombre tocaba los pechos y los genitales a la niña y en una ocasión llegó incluso a introducirle el pene en la vagina, aunque la víctima logró zafarse y esconderse.
Sin embargo, se siguieron produciendo hechos similares, que la niña no compartía por temor a no ser creída por su madre y por el miedo a la reacción del hombre. Finalmente, se lo contó a su madre en abril de 2020 y se denunciaron los hechos.
Además de la pena de cárcel se pide para el acusado una indemnización de 30.000 euros por los perjuicios sufridos. La niña presenta secuelas, malestar emocional y baja autoestima.