En las culturas occidentales, hoy en día lo común es bañarse al menos una vez al día, pero esta costumbre es reciente ya que tener acceso al agua a través de cañerías es el factor que nos permite llevarlo a cabo. Es erróneo pensar que en la Edad Media las personas no se bañaban nunca, lo que sí es cierto es que el nivel de aseo era mucho menor al de ahora e incluso al mínimo deseable, ya que eran tiempos donde las enfermedades infecciosas causaban la muerte de millones de personas.
El bañarse en una tina de agua caliente era considerado un lujo solo para los más ricos, para su aseo el resto de personas utilizaban baldes con agua que tomaban de los ríos o fuentes por lo que obviamente no se conseguía un aseo completo ni frecuente pero, no tenían miedo a bañarse. Además, las personas compartían el agua en que se aseaban ya que era un bien escaso dentro de los hogares, por lo que llegaban a ser utilizadas por una familia completa.