Morat se corona en la primera noche de Río Babel

A veces toca hacer confesiones antes de empezar a escribir, la mia es la siguiente: No me gusta Morat. La banda de pop colombiano me parecia una más del monton, aunque era dificil negar que parecian agradables, incluso después de hablar con ellos. Pero tras ver a Juan Pablo Villamil Cortés, Juan Pablo Isaza Piñeros, Simón Vargas Morales y Martín Vargas Morales en la tarima del festival Rio Babel, transformarse al mismo tiempo en herederos de Juanes, Carlos Vives y Mumford & Sons. Es que tras su hora y media la banda había hecho de todos los presentes conversos a su particular iglesia.

Ayuda que, aun sin ser un fanático, la capacidad de la banda de construir canciones pop digeribles y pegadizas. Es evidente al tropezarse en vivo con canciones como ‘506’, ‘Porfa no te vayas’ o ‘Cuando nadie ve’, que sirvieron para que el grupo controlara el público a gusto. Los asistentes al festival aplaudian cuando la banda quería, saltaban cuando la banda quería y se sumaban a los coros cuando la banda quería. A pesar de una carrera relativamente corta bajo los reflectores el grupo sabe manejar las presentaciones con la confianza de un artista experimentado. 

A eso hay que sumarle una puesta en escena fuera de lo usual. No solo por el uso de las pantallas del festival, sino por un juego de luces que incluía desde humo hasta lásers y un inteligente uso de la pirotecnia. Pero entre todos los implementos para darle personalidad a la tarima destaca la batería de Martin Vargas Morales esta constantemente iluminada con distintos colores que reaccionaban a los golpes de las baquetas. Por momentos el tono de su show se acercaba a los de Coldplay, una buena comparación.

La realidad es que ya no se puede ignorar la capacidad musical de la banda. Más que un grupo de pop con fama temporal son capaces de ser una pieza repetida en los festivales de los próximos años. Si puede mantener este nivel hay poca competencia en el panorama. Es quizás la voz de los fanáticos, el juego de luces o el montaje, pero tras verlos en tarima pasa a ser evidente que estamos ante un talento mucho más excepcional de lo que algunos pueden asumir. Es que es mi otra confesión, al parecer ahora si me gusta Morat.

QUIEN TOCÓ ADEMÁS DE MORAT

Lo cierto es que la banda colombiana no fue la única el primer día del Rio Babel, aunque si que cerraron la tarima principal. Antes de ellos Alvaro de Luna hizo un derroche de carisma revisando temas como ‘Juramento eterno de sal’ o ‘Todo contigo’ en una versión mucho más rockera,

Leiva se paseó por una de las tarimas con The Guapos, su proyecto junto a los mexicanos Adán Jodorowsky, El David Aguilar y Jay de la Cueva. Es un grupo de cuatro genios que la pasan bien tocando canciones que parecen haber salido de la los años 50 por la mezcla entre rock casco y el rockabilly, todo un descubrimiento de otra faceta del cantautor. 

Por su lado el argentino Mateo Sujatovich cerró el día con Conociendo Rusia. Un concepto de canción de autor que vive de los autores míticos del rock argentino e intenta arrastrar su sonido pataleando hasta la modernidad. Fue bien recibido aunque parte de los asistentes ya cansados se fueron tras el show de Morat.

Pero después del apoteósico show de Morat el mejor es el de la mexicana Julieta Venegas. Relajada a un horario demasiado temprano y la tarima menor supo hacer crecer el entusiasmo del público. Éxitos míticos como ‘Limón y Sal’ y ‘Me Voy’ fueron suficiente para enamorar a los asistentes que iban llegando al festival, y que la confirman como una de las voces clave del pop alternativo mexicano.