La llamada de auxilio es clara: el rescate ha de ser inminente. Los pasajeros perdidos en un submarino que visita los restos del Titanic no aguantarán.
El tiempo, tal y como han advertido las autoridades de los países involucrados en su búsqueda, es escaso. Y todo es una cuenta atrás para hallar con vida a las cinco personas que están en el interior del Titán, como se llama el sumergible operado por OceanGate Expeditions.
El suministro de oxígeno, según se ha revelado, es de entre 70 y 96 horas. La expedición partió el domingo por la mañana, así que la fecha límite sería este jueves a mediodía.
Buques de Estados Unidos y Canadá buscan a contrarreloj este submarino turístico Titan
Por eso, buques de Estados Unidos y Canadá buscan contrarreloj este submarino turístico cuyo reclamo es visitar los restos del Titanic, hundido desde hace más de un siglo.
El Titan es un mini submarino de 10 toneladas de peso construido con fibra de carbono y con capacidad para transportar hasta cinco personas a una profundidad de 4.000 metros. La empresa que lo ha fabricado, OceanGate Inc, ofrece viajes hasta el emplazamiento donde yacen los restos del Titanic, a 3.800 metros de profundidad y a 700 kilómetros de las costas de Terranova en Canadá. Este turismo de lujo tiene un coste de 250.000 dólares por persona.
Entre los pasajeros se encuentra el empresario británico Hamish Harding, de acuerdo con una publicación en las redes sociales: «Estoy orgulloso de anunciar finalmente que me uní a OceanGate Expeditions para su Misión RMS TITANIC como especialista de la misión en el submarino que desciende al Titanic», escribió Harding este sábado en Facebook.
La nave es una pequeña embarcación para cuatro pasajeros y el piloto
La nave que se pretende rescatar es propiedad de la empresa OceanGate y es una pequeña embarcación sumergible diseñada para transportar a una pequeña tripulación por el fondo marino, en concreto, un piloto y cuatro pasajeros. Fabricado con fibra de carbono y titanio, como indica la web de la empresa, este submarino mide 6,7 metros de largo y puede descender hasta profundidades de 4 kilómetros, suficiente para ver de cerca el transatlántico más famoso del mundo, cuyo casco descansa en el lecho marino a 3,8 kilómetros de profundidad.