Todos tenemos a alguien en nuestro círculo más cercano (familia, amigos, compañeros de trabajo) a quien apreciamos por cualquiera que sea la razón. A veces, este sentimiento de aprecio nos gustaría manifestarlo de un modo algo más especial de lo que lo hacemos todos los días, por lo que nos decidimos a hacerle a esa persona distinguida un regalo con el que hacerle entender que es importante para nosotros y nuestra vida. Una cena en algún lugar destacado, algo de ropa, un complemento, algún producto hecho a mano… Podríamos mencionar miles de opciones. Pero, ¿se nos ha ocurrido alguna vez conquistar por el estómago?
España es un país con una gastronomía y unos productos culinarios envidiados por todo el mundo. ¿Cómo no se nos ocurre con más frecuencia servirnos de esta ventaja para agasajar a algún ser querido? La ropa, los complementos, los restaurantes… son cosas que pueden gustar más o menos, pero todo el mundo tiene un punto débil en el estómago por el que podemos conquistarlo. Así que hoy, por increíble que pueda parecer, hablaremos de los ibéricos como una opción envidiable para regalárselos a quien se nos apetezca. Estamos seguros de que pocas veces les habrán sorprendido de esta manera.
¿Por qué regalar ibéricos de autor?
Pocas personas pueden resistirse al exquisito placer de coger una loncha bien cortada de un buen jamón con los dedos y llevarla hasta nuestra boca. Sólo pensar en la imagen hace la boca agua. Y, ¿qué tal un cuña equilibrada de algún queso madurado al estilo artesanal con aromas y sabores de siempre? Quizá sea más convincente la intensidad que generan en el paladar los embutidos más emblemáticos de cada una de las regiones de nuestra tierra. Para rematar, el color castizo de un rioja cálido y largo en boca o la frescura de un verdejo que enjuague nuestra lengua para poder seguir mezclando sabores. Y es que regalar los ibéricos que distribuyen las grandes firmas como Encina Don Alberto es sinónimo de regalar calidad y del aprecio sincero por la persona a la que lo entregamos.
Una época muy propicia para este tipo de presentes es, entre otras, la navidad. Aunque lo más común en esos días es una cesta llena de productos del momento, ¿por qué no ser un poco más original y decantarnos por unos apetecibles lotes ibéricos para regalar? En un enfundado elegante, llamativo y cuidado se envuelven los frutos de los grandes ganados de nuestro país, los sabores que caracterizan nuestra idiosincrasia y que conquistan a todo cuantos los prueban. ¿Acaso es posible superar la alegría que produce recibir de alguien una magnífica pieza 100 % ibérica para disfrutarla con los miembros de la familia?
Los ibéricos no son un regalo cualquier, sino algo distinto. Cuando nos decidimos por esta alternativa le estamos diciendo a la otra persona que nos gustaría verla disfrutar de nuestro regalo, que no es alguien a quien se le pueda hacer un presente cualquiera, que hemos elegido las calidades superiores de los grandes ibéricos como los de Don Alberto porque se merecen lo mejor. Sin duda, la mejor opción para triunfar en aquellas ocasiones en que debamos regalar.
¿Qué debemos mirar para elegir la mejor opción?
Como hemos visto, regalar ibéricos es una alternativa real a los regalos de siempre y con la que se demuestra que la persona a la que lo entregamos nos importa realmente, pues no es un presente cualquiera. Ahora bien, como en el mercado de la alimentación en general, debemos tener cuidado a la hora de elegir los productos para escoger verdadera calidad. Para ello, siempre podemos recomendamos seguir estos dos conejos:
Confiar en marcas de calidad
Aunque parezca una obviedad, los ibéricos españoles están presentes en muchos lugares, incluso en grandes superficies, pero no en todos venden las marcas de primer nivel. Por lo general, recurrir a las marcas más comerciales no suele dar buen resultado. Estos productos son fruto de la artesanía, del mercado local de ciertas poblaciones, de firmas familiares tradicionales como Jamones Don Alberto, de la empresa Delicatessen Jabugo S.L., cuya distribución se encuentra en sus webs o en puntos muy concretos. Siempre debemos mirar su origen.
Lo barato sale caro
Los productos ibéricos proceden de un ganado selecto cuya alimentación y mantenimiento requiere de importantes cuidados. Después, el proceso de producción de los alimentos de gran calidad requiere tiempo, esmero y dedicación personal, no vale con las grandes cadenas de las multinacionales. Todos estos aspectos hacen de los ibéricos un producto con precios fijos y, por lo general, no baratos. Por supuesto, asequibles para la mayoría de la población, pero no encontraremos un gran jamón por 50 € ni una caña de lomo de primer nivel por 13 €. Es calidad, y por tanto debemos pagarla