La frase «maravilla de un solo éxito» es usada de forma excesivamente liberal, sino pregúntenle a The Lumineers. Lo que en teoría se refiere a artistas con una sola canción en las listas de éxito muchas veces termina siendo una carga para músicos y bandas más cercanos al mote de artistas de culto que a tener que lidiar con ese calificativo. En cualquier caso si algo demostraron en su paso por Noches del Botánico en la Universidad Complutense es que, a pesar de lo aplaudida que ha sido su canción ‘Hey Ho’, son muchos más que un single aplaudido en las listas de éxitos.
La banda tomo la tarima por casi dos horas repasando sus canciones más conocidas frente a un público fiel que cantaba casi todos los temas, interpretaciones de temas como ‘Ophelia’ o ‘ Sleep on the Floor’ fueron especialmente aplaudidas. El tema es que incluso sin conocer las canciones el talento de la banda hubiese sido suficiente para atrapar a algún curioso que se hubiese acercado a la tarima en un festival tradicional. Sus dos miembros principales, Wesley Schultz vocalista y Jeremiah Fraites, baterista, mandolinista, coros y lo que sea necesario, tienen suficiente experiencia para saber cómo manejar a la audiencia.
El resto de la banda que los acompaña hace años en las tarimas y la carretera no es para menos. Stelth Ulvang salta del teclado al bajo y a la guitarra con la energía de un niño de 12 años, Byron Isaacs y Brandon Miller se sienten naturales como miembros de la banda en tarima y la violinista Lauren Jacobson hace un buen argumento para el violín como instrumento de rock.
THE LUMINEERS: UNA BANDA CLAVE PARA ENTENDER EL CRUCE DE GENEROS
Aunque politicamente hay una discusión constante musicalmente The Lumineers demuestran que el genero no existe para los artistas, usado simplemente como un instrumento de periodistas como quien escribe estas lineas para clasificar un artista. Es que al verlos en vivo la banda de Denver salta entre el indie más puro, el country y los sonidos del folk, incluso coquetean por momentos con el bluegrass.
Tampoco debería ser tan extraño. Lo cierto es que la banda es hija de proyectos como Mumford And Sons y Kings Of Leon, dos bandas que bebían de los sonidos del sur de Unidos para darle su propia forma al indie. Pero a pesar del talento de sus profesores lo que es evidente es que la banda está dispuesta a seguir explorando ese sonido, y ver que tan lejos los puede llevar. Es una sorpresa al verlos en vivo, dado que por momentos podía ignorarse que es una banda que se atreve tan cómodamente a absorber el sonido de una cultura como puede ser las de las zonas rurales de Norteamérica.
Pero si hay una sola persona clave para entender la banda esa es su vocalista y guitarrista Wesley Schultz. Es el principal encargado de hablar con el público y del sonido por el que se les reconoce entres sus fanáticos leales. Mezclando en tarima la estrella de rock, mito del folk y predicador al mismo tiempo, y todo sin perder el ritmo, todo un fichaje para un festival que sigue llamando la atención en una ciudad invadida por los mismos.
UN PAR DE PROBLEMAS SIN CORREGIR DEL FESTIVAL
Aunque la banda y la logística del show siguen siendo de la más alta factura aún quedan un par de problemas que señalar del festival para el próximo año. Quizás el más evidente es el Menú, con muy pocas opciones para probar y todas con filas bastante largas, que hicieron que parte del público se perdiera al talentoso Abraham Alexander, quien repasó su catálogo en clave de blues como abrebocas.