Madrid es una ciudad en la que, en los mismos kilómetros cuadrados, se pueden encontrar ofertas muy distintas, tanto de ocio, cultura o gastronomía. Y entre estos pequeños «rincones» para conocer el mundo sin tener que salir de la capital, se encuentra Nunuka, un agradable bistrot de gastronomía georgiana, situado en la calle de la Libertad 13.
Comer es uno de los placeres que más une a la gente. Y es que pocos son los que pueden resistirse al ambiente y a la unidad que genera una mesa donde no falta la buena comida. Una realidad que es de lo más internacional; tanto, que muchos son los que, proviniendo de diferentes países, acaban reunidos, y hermanados, ante una mesa.
Y es que la comida une a la gente, y eso es algo que ha demostrado el pequeño Bistrot ‘Nunuka’, que hemos visitado recientemente, en el que no sólo se une Madrid y Georgina, sino en el que también se unen tres generaciones de una familia georgiana en cada uno de los platos a disposición de sus clientes.
«Nunuka es una pequeña niña georgiana. Criada en el amor de una abuela, crece disfrutando de la comida y de la cultura de su país. Ahora abre en Madrid su propia casa, un bistrot en el que compartir la pasión de tres generaciones por la gastronomía de Georgia» destacan desde la página web del restaurante.
Una sensación de estar «en casa» (eso sí, con el inconfundible estilo georgiano) que te inunda desde que se pasa el umbral de la puerta del local, decorado con un estilo sencillo y no excesivamente ostentoso. Un anticipo que muestra lo que podemos encontrar en la carta, en la que prevalece el «estilo casero», servido con mucho gusto y mimo.
NUNUKA: SABORES DE CASA, QUE SORPRENDEN
Así pues, nuestra experiencia ha comenzado con uno de los platos georgianos más tradicionales: el badrijani nigvzit, consistente en láminas de berenjena rellenas de pasta de nueces en salsa de leche de coco y almendras (sí, apto para veganos). Un sabor fresco que, sin duda, es de lo más sorprendente, y que este verano hará las delicias de sus degustadores.
También es casi imposible perderse los khinkali; unas bolas de masa cocida con diferentes rellenos que ¡cuidado! llevan líquido en el interior… y que son un auténtico lujo para el paladar. Eso sí, mejor que os asesoren sobre cómo comerlos o acabaréis llenos de caldo… el tradicional, con carne picada, es sin duda un gran acierto para todos los que se inician en esta gastronomía, aunque también hay opciones que gustarán a todos, especialmente para los amantes del queso.
Eso sí, si te gusta el queso, no puedes perderte el khachapuri adjaruli. Un pan horneado relleno de queso, y con una yema de huevo que, delante de tus ojos, acaba integrada en la masa de queso que acompaña a un pan recién horneado que, sin duda, hace salivar a cualquiera que le guste el pan, el queso, o la buena comida. ¡Ideal también para los más peques!
De segundo, uno de los platos más tradicionales es el shkmeruli con tanchijabi. Un coquelet de corral asado acompañado de un meloso puré de patatas que es una auténtica delicia georgiana, con un gran sabor a hierbas provenzales, y que resulta el acompañamiento perfecto al vino tradicional georgiano, muy distinto a las denominaciones de origen españolas, al ser elaborado de forma artesanal en vasijas terrosas.
Un encuentro con la gastronomía georgiana, de la mano de Nunuka, su propietaria y una de las tres «niñas» que componen su logotipo familiar, que no defrauda a los cada vez más visitantes que, en el centro de Madrid, buscan una experiencia completamente distinta, pero sin abandonar el sabor «casero» cada vez más buscado en la alta cocina.