Todas las personas, a lo largo de su vida laboral, conviven con el riesgo de sufrir enfermedades o accidentes que deriven en una situación de incapacidad permanente.
Ante una situación de enfermedad crónica, irreversible e incapacitante de un trabajador, el reconocimiento de una incapacidad permanente resulta beneficioso tanto para los intereses del trabajador como para los intereses de la empresa, puesto que el trabajador se encuentra limitado para desarrollar su profesión y la empresa sufre las consecuencias de tener un trabajador que no se encuentra en condiciones de trabajar.
Por tanto, el hecho de que a un trabajador le reconozcan en situación de incapacidad permanente tiene una repercusión inevitable -y en cierto modo positiva- para la empresa, tanto en la esfera económica como en la esfera organizativa, sin obviar el impacto reputacional que supone para la empresa el hecho de ofrecer al trabajador una solución para mejorar su calidad de vida, sin que esto suponga que quedará desprotegido a nivel económico.
¿Qué alcance tiene para la empresa el reconocimiento de un trabajador en situación de incapacidad permanente?
La obtención del reconocimiento de incapacidad permanente es el fruto de un procedimiento administrativo ante el Instituto Nacional de la Seguridad Social y, con frecuencia, de un posterior procedimiento judicial, que suele ser precedido de procesos de incapacidad temporal previo.
La primera consecuencia para la empresa del reconocimiento de incapacidad permanente de un trabajador es la finalización de una relación laboral que a la empresa le resulta costosa, a causa de los procedimientos de incapacidad temporal que atravesaba el trabajador. Lo que implica costes de Seguridad Social, de contratación de personal para su sustitución y dificultades en la organización en la estructura empresarial. Costes que, en el contexto de unas dolencias crónicas, pueden prolongarse en el tiempo y en empresas con plantillas amplias supone un problema real para la empresa, ante el cual se pueden plantear alternativas.
Otra consecuencia es que se evita tener que recurrir a la figura del despido. Así, estando ante una circunstancia en la que el trabajador no puede trabajar, el reconocimiento de la incapacidad permanente evita tener que alcanzar una medida tan drástica como el despido, que supone un coste reputacional y económico para la empresa y que, además, no supone una solución real a los problemas del trabajador.
El reconocimiento de una incapacidad permanente como solución satisfactoria para empresa y trabajador
Ante una situación en la que el trabajador se encuentra imposibilitado para trabajar y a la empresa le supone una problemática mantener a un trabajador con estas limitaciones, la incapacidad permanente es una solución que beneficia tanto al trabajador como a la empresa. Al trabajador, porque le permite acceder a una pensión vitalicia y poder alejarse del ámbito laboral, dedicando todos sus esfuerzos a su esfera personal, familiar y social; y a la empresa porque le permite encontrar una solución ventajosa para abordar una problemática como la de tener una plantilla con trabajadores que sufren patologías crónicas y que acumulan largos procesos de baja médica a lo largo de su vida laboral en la empresa.
Es por ello que la colaboración entre empresa y trabajador resulta interesante. Es así como el bufete de abogados Velázquez y Villa ofrece un servicio a empresas consistente en un asesoramiento personalizado y específico orientado a detectar problemas relacionados con la salud en el trabajo, proporcionando una solución beneficiosa tanto para el trabajador como para la empresa.