El autor de «Los Vínculos Artificiales» llega a España con esta novela, finalista del premio Goncourt, que investiga los abismos existenciales que hay detrás de la realidad virtual y si este mundo en realidad tiene fronteras, aún.
Con tan solo 26 años ya ha sido finalista del premio Goncourt, el premio más importante de toda Francia y ahora publica su segunda novela, «Los vínculos artificiales» para mostrar a los lectores su visión sobre la soledad: una doble imposibilidad que gracias al mundo virtual se esfuma hoy en día. Una situación que se da a diario entre los jóvenes, que no pueden dejar de estar conectados al metaverso.
Nathan Devers es un precoz filósofo francés que tiene claro que escribir esta novela ha sido un trabajo en el que la pandemia ha influido, para bien, y sobre todo, para reforzar la idea de «su novela «los vínculos». «Es un trabajo solitario. He pasado meses trabajando en un manuscrito que al principio es muy caótico».
«La pandemia me ha influido un montón y me ha marcado profundamente. Es un periodo que nos ha marcado a todos. A mi lo que me ha trastornado es que, por un lado, el mundo estaba totalmente paralizado: confinados, encerrados. Pero por otro lado, la sociedad seguía funcionando como si no hubiese pasado nada, gracias a las redes sociales», ha explicado Devers.
Para el escritor las redes sociales han sido un punto clave en su novela que ha llegado a convertirse en su filosofía llegando a enfrentar el mundo real con el virtual y viendo si existe la posibilidad de darle la espalda a este metaverso que se está expandiendo. Devers tiene claro que ahora más que nunca es imposible desconectarse del mundo virtual: «Quizás estamos asistiendo al asesinato de lo real, uno no necesita salir de casa, reunirse con la gente, para que la sociedad funcione. A partir de ahí, empecé a imaginarme a que se parecería una sociedad en la que uno si quiere estar conectado al mundo, se tiene que desconectar de la vida».
NATHAN DEVERS: «SI ALGUIEN QUIERE ESTAR CONECTADO AL MUNDO, SE TIENE QUE DESCONECTAR DE LA VIDA»
El protagonista de «Los vínculos artificiales», se presenta como un personaje que se va dejando hasta perder todos sus aspectos vitales, como son el amor, la amistad o incluso su trabajo. Julièn Liberat no se parece en nada a su creador, pero según Devers, sí tiene trascendencia para nuestra generación. «Si uno quiere evadirse de lo real, es porque lo real es un poco carcelario, se parece un poco a una prisión y, en concreto, Julièn lo que trata de explicar es que mucha gente de nuestra generación está en una sociedad bloqueada, una sociedad a la que le falta sentido», ha explicado el autor.
«En todos los niveles, ya sea amistoso o económico, los lazos son cada vez más difíciles, donde hay mucha frustración, mucha desigualdad. Esto hace que para mucha gente, lo real está por encima de nosotros y que uno no tiene cabida en el mundo real. Pienso que la historia de Julièn representa el movimiento de nuestra generación, es decir, gente que se siente des-poseído de lo real y que buscan el refugio en otro lugar«, ha especificado Devers. El autor francés tiene claro que estos lazos están llevando a la sociedad más joven a la frustración y que gestionar la soledad es una opción imposible en estos momentos.
«Nuestra generación es una doble imposibilidad. Es lo que llamo en mi novela estar juntos y separados. Somos una generación que se supone que estamos conectados y la soledad es imposible. Cuando estoy en casa, estoy solo, pero no logro estarlo del todo porque estoy mirando mi teléfono, porque entra al mundo y me llaman lazos virtuales. Es por ello que la soledad me parece sumamente fragilizada porque estos lazos, son lazos artificiales», ha añadido Devers.
Nathan Devers deja a sus lectores la propuesta del libre autoconocimiento y te obliga a repensar si la soledad y el mundo real y virtual pueden tener algo que ver con la frustración en nuestros aspectos diarios.
