Hay, quizás, un poco de confusión con el tema de los equipos autogestionados. En algunas conversaciones sobre equipos autogestionados, hay la creencia de que son poco resolutivos, que hay mucho debate y poca decisión, que hay conversaciones interminables y no se llega a nada… ¡Claro, como no manda nadie!
En realidad, un equipo autogestionado necesita más claridad en los procesos de gobernanza que un equipo «tradicional», y tener las reglas y los límites mucho más claros.
En general, ¿de qué manera se pueden tomar decisiones? Es un juego de equilibrios, entre la eficiencia y la participación.
Desde el extremo de la eficiencia, el proceso más eficiente y efectivo es delegar la autoridad y la toma de decisión en una sola persona. Por poner un ejemplo, un incendio en un edificio de oficinas. ¿Se empezaría a hacer un brainstorming en busca de posibles soluciones, una encuesta de opinión a todos los empleados, entrar en discusiones interminables buscando consensos amplios…? ¡No! En este caso, la autoridad está delegada en una persona, o en un grupo reducido de personas con roles muy claros, para que tomen las decisiones que consideren adecuadas.
En el otro extremo, si se están articulando los valores, el propósito de la compañía o un cambio importante en las maneras de trabajar… Vale la pena buscar una gran alineación o un consenso lo más amplio posible, dedicar todo el tiempo que sea necesario para tener la mayoría de puntos de vista posibles, tener el máximo buy-in posible, un 80-90 % mínimo. Hace unos años, Gaia Balance hizo en un cliente del sector de la alimentación un proyecto precioso de construir y alinear los valores con la participación de todos los empleados. Valió la pena cada conversación, cada minuto dedicado. La alineación permitió motivar a los equipos y aumentar el sentido de pertenencia a todos los niveles.
En otras ocasiones, es necesario ser ágiles y conseguir una participación elevada, y entonces se utiliza la democracia, el voto y las mayorías. Se han de priorizar una lista de temas de la agenda, con dos votos cada persona y se ordenan los ítems por orden de votos. Es ágil, es participativo y tiene sentido en esta situación.
Si bien tiene un sentido utilizar estos procesos en determinadas circunstancias, utilizados fuera de contexto o en exceso tienen un impacto negativo en los resultados.
Si siempre decide una sola persona, es una dictadura.
Si siempre se tiene que decidir por consenso, es la dictadura de la minoría (una sola persona puede bloquear una decisión).
Si siempre se decide de manera democrática, es la dictadura de la mayoría.
Ante estas limitaciones, surgió a principios del siglo XX una propuesta distinta. La decisión por consentimiento fue el origen de la sociocracia como modelo de gobernanza.
¿Y de qué manera se toman decisiones en un equipo autogestionado?
De todas las anteriores, es importante entender qué manera es la más adecuada para cada situación y que el equipo pueda decidir qué es lo más efectivo.
Hind y Jaume son socios fundadores de Gaia Balance y expertos en liderazgo y new ways of working. A lo largo de los últimos 8 años, desde Gaia Balance, han acompañado a más de 50 empresas de todos los tamaños y sectores a evolucionar su cultura hacia un modelo basado en el liderazgo colectivo. Empresas como Wolters Kluwer, Lindt, Enreach, Amplifon, Chiesi, Verbio son algunos de sus clientes.