El chicle, ese pequeño y elástico placer, ha sido una golosina popular en muchas culturas durante décadas. Con su textura masticable y una variedad de sabores atractivos, el chicle ha dejado una marca en el mundo de los dulces. Sin embargo, más allá de su sabor y entretenimiento, el acto de masticar chicle tiene ventajas y desventajas que vale la pena considerar. Es importante tener en cuenta que los efectos pueden variar según la persona y la forma en que se lo consume. Siempre es recomendable moderar su consumo y optar por los que son sin azúcar para minimizar los posibles riesgos para la salud bucal. A continuación veremos algunas de sus ventajas.
1Comer chicle mejora la concentración
Masticar chicle puede ayudar a mejorar la concentración y la atención, especialmente en situaciones que requieren un enfoque mental prolongado, como estudiar o trabajar en proyectos. Se ha observado que la masticación aumenta el flujo sanguíneo en el cerebro, especialmente en áreas relacionadas con la atención y la concentración, como el lóbulo frontal. El aumento del flujo sanguíneo puede facilitar la entrega de oxígeno y nutrientes al cerebro, lo que mejora su funcionamiento cognitivo.