El vídeo corresponde a una intervención de la Policía Nacional, Bomberos de Madrid y una ambulancia en un domicilio de la capital. Dos chicas llaman alarmadas a la policía para pedir ayuda ya que su compañera de piso ha echado la llave por dentro, no pueden entrar y se temen que haya podido realizar alguna «tontería». Tras la comparecencia de todos los efectivos resultó que la compañera estaba durmiendo, un ejemplo de recursos malgastados.
La Policía Nacional tiene a lo largo de una noche cientos de intervenciones, de las cuales no todas son agradables, pero hay otras que dejan anécdotas para contar a los hijos, nietos y reírse a carcajadas. Esta es la situación que nos ocupa.
El programa de televisión 0091: Alerta Policía, se encarga de acompañar a los agentes en diversas intervenciones, grabando todo lo que ocurre. Una de estas anécdotas sucede en Madrid. Imagine que vive en un piso compartido. Son tres compañeras, y han salido a tomar algo y una de ellas ha decidido irse antes a casa. Vuelves y no puedes abrir la puerta, llamas al timbre, al móvil de esa compañera y nadie lo coge. Ahí comienza la escena.
Las compañeras que han llegado más tarde han esperado una hora, en la que han llamado a la puerta y al teléfono, para poder avisar a la policía. Los agentes se personan en la puerta del portal atendiendo a la llamada. Tras comprobar que las chicas han llamado tanto a la puerta, como al teléfono, deciden intervenir.
Suben hasta el segundo piso, donde está ubicada la vivienda. Comienzan a llamar y tratan de abrir la puerta con una llave que una de las chicas le presta. Al estar la otra llave puesta por dentro de la cerradura, abrir es tarea casi imposible. Piden refuerzos y se presentan los bomberos de Madrid y una ambulancia.
Los bomberos repiten, paso por paso, la operación de los policías. Preguntan a las chicas por la compañera, por si está pasando un mal momento, toma medicación o cualquier signo que pueda evidenciar el motivo por el que ni abre la puerta, ni atiende a llamadas o ruidos.
Al rato de intentar abrir la puerta, consiguen forzarla y entrar en el domicilio. Los agentes de la Policía Nacional encabezan el registro del inmueble. Abren una, dos, tres habitaciones, la cocina, los baños… Allí no hay nadie, hasta que abren la puerta que está, literalmente, pegada a la puerta de entrada de la casa. Allí encuentran a la tercera joven en cuestión que estaba completamente dormida.
Encienden la luz y comienzan las preguntas: «¿no nos has oído? Llevamos un rato largo golpeando la puerta y tus compañeras te están llamando». A lo que la chica contesta que no, que no ha oído nada. Los sanitarios allí presentes le preguntan que si toma algún tipo de medicación, pero ella lo niega también.
Imaginen ahora la situación desde el otro punto de vista. La chica llega a casa antes que sus compañeras, con sueño, se deja las llaves puestas en la cerradura, por dentro. Se marcha a la cama y medio de un sueño profundo te despiertan la policía, los bomberos y los sanitarios del SAMUR. Si ya de por sí, una persona normal se despierta un poco adormilada, imaginen la reacción de la chica cuando se encuentra en su casa semejante dispositivo.
Los policías empiezan a comentar la jugada fuera de la vivienda, no dan crédito a que una persona durmiendo en una habitación que está pegada a la puerta de entrada no haya podido oír semejante escándalo. Comienzan a hablar con las otras compañeras de piso y estas se muestran indignadas por la misma razón, no dan crédito que llevan en total más de dos horas intentando que conteste su compañera y nada. Al final se retiran tanto los policías, como los bomberos y los sanitarios dejan la frase que cierra la traca final: «Ha sido un sueño profundo».
Muchos recursos y poca necesidad
La reflexión, al margen de la anécdota graciosa, ¿es necesario tal despliegue de operativos por una llamada para abrir una puerta? ¿Es necesario que tanto Policía Nacional, Bomberos, y hasta una ambulancia se personen en el lugar de los hechos? La sensación que da es que se han malgastado, durante un espacio temporal, recursos que podrían ser más útiles en otros lugares. Claro que a toro pasado, todo es más fácil. Nadie sabía qué se podían encontrar dentro.