Las científicas Pilar Manchón y Nuria Oliver han reclamado este martes «valentía, pero responsabilidad» en la aplicación de la Inteligencia Artificial (IA) porque «no todos los desarrollos tecnológicos contribuyen el progreso» y por ello apelan a la movilización social para exigir que la tecnología «se ponga al servicio de las personas». Así, un efecto que ya está generando es «una transformación muy profunda del mercado laboral, pero no necesariamente la desaparición del empleo».
La responsable de la estrategia de investigación de IA conversacional en Google AI, Pilar Manchón, y la directora científica y cofundadora de la Fundación ELLIS Alicante, Nuria Oliver, asesora científica principal en el instituto Vodafone, cofundadora y vicepresidenta de The European Laboratory for Learning and Intelligent Systems, han debatido este martes en el V Encuentro Internacional de rectores de Universia en València sobre la revolución tecnológica.
Al respecto, Manchón ha constatado que «la responsabilidad» en la IA es un «dilema» porque «estamos evolucionando muy rápido» y ha pedido «no perder la esencia ni olvidarnos de lo que importa: la humanidad». Por ello, ha pedido responsabilidad aunque «suponga ralentizar no solamente el ritmo de la investigación, sino también el lanzamiento de ciertos productos antes de que la sociedad los conozca o exista una regulación». «Tenemos que ser valientes, pero también ser responsables», ha sintetizado.
En ese sentido, ha explicado que cuando se trabaja con productos se mira el horizonte más cercano, pero cuando trabajamos en investigación hay que mirar a 10 años para ver el impacto que tendrá tanto en los individuos como en la sociedad y «ahora mismo esa dirección no está clara».
«El cielo no tiene límites, estamos en un momento muy emocionante y tenemos el privilegio de experimentarlo, pero debemos educarnos unos a otros en hacia dónde nos dirigimos, lo que no quiere decir que debamos ralentizar la investigación, sino invertir más en la responsabilidad, aplicar tecnologías que son seguras y con herramientas que eviten un mal uso y sin utilizar a la sociedad de conejillo de indias», ha reclamado.
Del mismo modo, Nuria Oliver ha apostado por una visión holística sobre qué puede hacer la IA o la computación cuántica porque «va a suponer una cuarta revolución industrial y cambiar muchos de nuestros aspectos de la sociedad». De ahí, que se requiera «una reforma educacional profunda» tanto a los ciudadanos, que les dote de una capacidad crítica, como de nuestros representantes.
Pero como esto es un proceso a largo plazo, ha defendido desplegar acciones inmediatas a corto plazo como la Ley europea de la inteligencia artificial, que se supone que va a entrar en vigor este año o el próximo, que entraña «mucha dificultad» porque tiene ya más de 3.000 enmiendas para tratar de aborda cualquier consecuencia negativa asociada.
Pero también ha reclamado «una movilización social» para que el desarrollo tecnológico «no lo deciden las empresas oligopolíticas» sino exigir una tecnología que se adapte a nosotros: «No deberíamos aceptar tener que gestionar las consecuencias negativas de una tecnología que no tiene en el centro a las personas».
En ese sentido, ha apelado a «demandar una tecnología que nos dé servicio a nosotros porque no todos los desarrollos tecnológicos significan progreso, que supone mejorar la calidad de vida de todas las personas del planeta y también del resto de los seres biológicos del planeta y del propio planeta».
«Puede que haya muchos avances, pero no están contribuyendo al progreso porque hay un puñado de empresas están decidiendo por nosotros pero no siempre es en nuestro interés», ha renegado Oliver, que ha apuntado en ese sentido que no ha solucionado retos actuales como el cambio climático o la desigualdad. «Hay algo que aquí no encaja», ha constatado.
En ese sentido, ha argumentado que si ante de consumir fármacos o comida todo debe pasar por una regulación ha cuestionado cómo los servicios digitales que usan a diario menores y adolescentes no pasan también por una supervisión regulada. «Esto es muy irresponsable porque debe haber una garantía de que la privacidad se mantiene, que no nos están manipulando subliminalmente, que nosotros tenemos el control sobre el uso de nuestros datos y que la información es verdadera», ha reclamado.
MERCADO LABORAL
Asimismo, ha constatado que cualquier revolución industrial implica «una transformación profunda del mercado laboral y la economía, y esta no es diferente». No obstante, ha señalado que aunque la mayoría de los estudios «anticipan la automatización de diferentes tareas en muchos empleos, no necesariamente supondrá la desaparición completa de un empleo».
La diferencia de esta revoluciones con las anteriores es que impacta a empleos que requieren mucha formación y educación, como abogacía, medicina, de las industrias creativas, y por ello tenemos que reflexionar sobre el tipo de sociedad que queremos.
Así, el debate sobre la transformación del mercado laboral y la economía «va de la mano con el tema del ingreso mínimo universal» y «si queremos, quizás no tengamos que trabajar tanto y delegar más en las máquinas, en la inteligencia artificial y así tener una mejor calidad de vida».
En esta reflexión ha destacado que las universidades tienen «mucha importancia» porque sus estudiantes se «van a ver muy impactados ya que además del empleo, la IA, con los nuevos chatbox, también influirá en el modelo de enseñanza porque estas herramientas pueden crear «nuevas funcionalidades fantásticas», pero advierte de que «la tecnología todavía no es suficientemente madura y por lo tanto tenemos que tener cuidado» ya que puede provocar «cierta disrupción, sobre todo los niños» y en los profesores, que «puede que todavía no estén preparados». «Tenemos que abordar todos estos retos lo antes posible porque estamos en un período de transición y analizar su utilidad frente al impacto negativo que puedan tener», ha defendido
FÍSICA CUÁNTICA
En el panel también ha intervenido el físico español Ignacio Cirac, premio Príncipe de Asturias 2006 y premio Wolf de Física 2023, que ha expuesto que la computación cuántica es «una nueva tecnología en desarrollo» y que al igual que cuando se inventaron los ordenadores no se sabía que se conseguiría con ellos, «ahora nos pasa lo mismo. De momento, se conocen » muy pocas aplicaciones que se puedan utilizar», pero ha asegurado que la computación cuántica «también es algo que se convertirá en parte de las vidas de la gente».