Juro decir la verdad y nada más que la verdad. Era la primera vez que me ponía frente a los Carolina Durante subidos en un escenario. La banda madrileña jugaba la pasada noche, la del 27 de enero, en casa y lo hacía en grande, colgando el cartel de sold out en su primer Wizink Center. El movimiento en el metro de Goya ya anticipaba lo que había luego, una masa de gente formando filas pasado el Dolmen de Dalí. -Sí, esta noche hay un concierto-. Una vez abiertas las puertas y tomado asiento, solo quedaba esperar a que la banda de Los Nikis se pusieran hacer lo propio como artistas invitados.
Ante la perplejidad de algunos padres, la banda de los 80, nacida en Algete, se reunía para hacer de la noche más grande de Carolina Durante algo más especial. Y es que estos chicos, tildados de Malasañeros, tienen en sus venas lo mismo que por aquel entonces tenían Los Nikis, y es eso que esta noche han demostrado: el punk nunca muere aunque pasen los años. Al menos así se notaba en el templo de la música cuando gran parte de la mayoría coreaba cada una de sus canciones. Un calentamiento que no dejaba lugar a dudas que lo siguiente que venía iba a ser de un gran nivel.
32 canciones, una voz recuperada y un Wizink entregado
Quien le iba a decir a Diego Ibáñez que iba a llegar a un Wizink agotado con la voz casi perfecta después del calvario griposo que ha pasado este mes. Parecía que podía peligrar la noche en la que iban a conseguir lo inimaginable. Pero, estos cuatro chavales lograron llegar con las condiciones perfectas para tocar en el sitio en el que nunca jamás pensaban tocar. No nacieron para ser grupo, pero por caprichos de la vida y dos discos después, Carolina Durante (2018) y Cuatro chavales (2022), la banda madrileña se ha consagrado ante unas 8000 personas allá donde otros muchos ya lo hicieron.
Diego Ibáñez parecía saber lo que tenía en frente -no quiero imaginar el vértigo que da ver un Wizink coreando tus canciones-. Aún así, haciendo alarde de sus pies en el suelo, parecía en un primer momento querer ponerse a la altura de los asistentes. Espalda curvada, medio agachado y con el micro muy pegado a la boca cantaba las primeras canciones con quizás cierto miedo de ser grande. Pero ante un Wizink entregado desde los primeros acordes, es imposible no soltarse la melena.
«Canta, baila, grita, haz volteretas en el pogo, diviértete como quieras pero respeta y cuida siempre a la gente que tengas alrededor», era el mensaje que Carolina Durante quiso poner en las pantallas del estadio. Se iba a liar y se lió. Todo tipo de objetos volando: sudaderas, vasos e, incluso, un cartel de «se vende» parecía ser el decoro perfecto para lo que estaba aconteciendo en el escenario. 32 canciones, casi todo su repertorio, desde 10 a Colores, pasando incluso por Cementerio para perder más el sentido con canciones como Cayetano o Famoso en tres calles.
El punk y el noise pop se pasearon por el templo musical madrileño en un noche en la que fueron muchos -no entiendo el porqué- los que se sorprendieron de la cantidad de pogos que se hicieron en la pista. Con, además, algún que otro desmayo que asustó a Diego y se aseguró de que el agua llegara para refrescar a todos del calor incesante producido por el éxtasis de su música.
La noche es joven, y no, porque la diversidad generacional que logran reunir Carolina Durante sí que no me la esperaba. Será por eso de que esta banda madrileña ha mamado de grupos como Los Nikis, a los que invitaron al escenario a compartir canción, por cierto, y dijeron de ellos que eran «referentes y casi padres».
Con ello te das cuenta de que el triunfo de Carolina Durante es la regresión al pasado pero con la pesadez del presente. Jóvenes llenos de problemas con soluciones en un Lorazepam pero poca comunicación -más que estos himnos generacionales-. Por eso, si Carolina Durante es revolucionario, es por la incansable lucha del hoy, la que le hace cerrar su primer y gran Wizink Center con aquella canción que les vio nacer en 2017, La noche de los muertos vivientes y demostrar que sí, que los pies están en la tierra.
Sorpresas en el escenario y también en el público
Corría la mitad del concierto de Carolina Durante cuando mi mirada se despista a un lado de la pista. Una cantidad de personas de seguridad parecen rodear a una morena de pelo largo y abrigo negro de charol. «¿Es esa Rosalía?», me pregunto. No sé si era por las expectativas generadas durante la semana o mis ganas, pero diría que la artista catalana se ha paseado por un momento por la pista del Wizink para salir por una puerta de emergencia medio precintada. No era la única que esperaba que una motomami pudiera subirse junto a Carolina Durante sobre el escenario.
«Siento no ser Rosalía», decía sobre la tarima, sin embargo, Alicia Yelena de las Cariño cuando ha tenido que cantar Perdona (Ahora sí que sí). Otra morena que tampoco ha querido perderse a los Carolina Durante, por cierto, ha sido Natalia Lacunza, que ha estado entre el público más entregado. Esos asistentes que una vez que las luces del Wizink Center se han encendido no podían estar más que sorprendidos por el concierto tan completo que han ofrecido estos cuatro chavales. Una de sus seguidoras, incluso, nos confiesa que esperaba muchas menos canciones.
El sentimiento post concierto ha sido de lo más común: «maravilloso». La adrenalina se palpaba en los aledaños del antiguo Palacio de los Deportes con la sensación de haber salido de una auténtica fiesta en la que, según nos dicen, por fin hay un grupo joven que canta este estilo de noise pop y punk en español. Y, es que, Carolina Durante ha logrado hacer de esta noche su gran acto de salvación social, ya sabéis eso que cantan: «no son solo cuatro chavales, dicen que tienen superpoderes».