El invierno de 2021-2022 se ha convertido en el segundo más seco de España desde 1961, con la sequía como gran protagonista. Esto fue debido a que las lluvias apenas han alcanzado el 45% del valor normal. Siendo únicamente superado por el que se vivió entre el año 2011 y 2012.
Así lo ha confirmado durante una rueda de prensa el portavoz de la Agencia de Meteorología (Aemet), en la que se ha apuntado que este invierno ha sido «extremadamente seco«.
Porque el calor que hemos sufrido el pasado año en nuestro país no ha pasado indiferente. Comenzó de manera muy temprana y se ha alargado más de lo que nos gustaría. Se ha inmiscuido en meses en los que las lluvias y las temperaturas más frescas deberían haber hecho un mayor acto de presencia… y las previsiones para el próximo año tampoco mejoran.
Las previsiones de sequía para este año tampoco mejoran
Aunque pueden darse episodios fríos, todo apunta a que el próximo año continuará la tendencia cálida e, incluso, puede llegar a aumentar.
En este sentido, como decimos, durante el año 2022 vivimos menos lluvias de lo habitual y cerramos el mes de diciembre con un año siendo de los más secos. Esto ha traído consigo problemas brutales para algunas zonas de España. Ha habido zonas en las que no han conseguido llenar los embalses o acumular el agua necesaria para un territorio en el que se necesita una cantidad de agua para la población y empresas.
Y es que, tal y como dice la Aemet, se avecina una nueva e importante sequía, al igual que en 2022. El año pasado, caracterizado por una nota histórica desde 1961, puede volver a repetirse este 2023. Estos son unos datos preocupantes si nos atenemos a que, bajo el influjo periódico del fenómeno meteorológico de La Niña, los termómetros tienden a bajar.
Se acerca una sequía de larga duración que podría generarnos graves consecuencias
Mientras que en algunas áreas como el tercio norte peninsular el año fue particularmente seco, con precipitaciones que apenas alcanzaron el 75% de sus valores habituales en otras el año fue algo más húmedo de lo habitual.
Este fue el caso de algunas zonas costeras levantinas, donde la llamada ‘gota fría’ de primavera dejó importantes precipitaciones, o Canarias, hasta donde el huracán Hermine llevó algunos episodios de lluvias fuertes. Pero la sequía se ha visto en gran lugar, también.
Es ahí que vemos cómo en lugares como Baleares, Cataluña, mitad oriental de Aragón, Comunidad Valenciana, Región de Murcia y extremo oriental de Andalucía se han registrado valores por debajo del 25% de lo normal.
«Se puede hablar de una incipiente sequía de larga duración, pues los datos de lluvia acumulada en conjunto en los tres años previos han sido lo suficientemente escasos». Remarca Rubén del Campo, portavoz de la Aemet. Y es que esto no ocurrirá solo en invierno, sino que las olas de calor se irán reproduciendo sin cesar, haciéndose cada vez más extensas y virulentas.
Las temperaturas máximas fueron las más altas de toda la serie histórica
Según los datos de precipitación recogida en los últimos 12 meses, España continuaba en su conjunto en sequía meteorológica al acabar el año pasado. En lo que respecta, el portavoz de la Aemet ha recalcado que cuatro de los seis años más secos en España desde el inicio de la serie histórica en 1961 se han registrado desde 2005.
Por su parte, es destacable el hecho de que las temperaturas máximas, las que habitualmente se registran en las horas centrales del día, fueron en conjunto las más altas de toda la serie histórica, con una anomalía de 2,4ºC; mientras, las mínimas también fueron más cálidas de lo normal, aunque en menor medida: la anomalía fue de 0,6ºC.
Este escenario se produjo debido al dominio de los anticiclones sobre España durante la mayor parte de la estación, que propiciaron que se convirtiese en el tercer invierno más soleado, por detrás de los de 2011-2012 y 2018-2019. Para finalizar, y con respecto a las temperaturas, se espera que continúen en valores más altos de lo habitual para esta época del año al menos hasta febrero de 2023, según la previsión provisional del centro europeo ECMWF.
Como tal, lo que muestra es un aumento de la sequía agrícola entre mayo y octubre, lo que afecta a los períodos de crecimiento de importantes cultivos, como los cereales y la uva. Se cierne así una amenaza sobre alimentos de nuestro día a día. En un titular llamativo, la sequía podría dejarnos sin leche y hasta sin cerveza, según señalaba en TVE esta semana Fernando Valladares, profesor de investigación del CSIC.