San Amancio, hasta lo que han podido determinar los historiadores, fue el primer Obispo de la ciudad de Rodez, en Aquitania, la misma población en la que después reinó Leonor, la madre del rey inglés Ricardo, Corazón de León.
Aunque no se trata de un nombre común en España, no es improbable que podamos encontrar entre nuestras amistades y familiares alguien que fue bautizado con el nombre de Amancio o Amancia, por la costumbre de bautizar a los recién nacidos con el nombre del santo al que correspondía el Santoral Católico del día de su nacimiento, y luego el nombre ha sido mantenido por tradición en las familias, así que si conoces a alguno, que no se te vaya a olvidar felicitarlo por su onomástico el día de hoy.
San Amancio
El nombre de Amancio tiene una raíz latina, que proviene de la palabra amante o amoroso y en su vida San Amancio demostró ser un verdadero amante de las verdades afirmadas por San Agustín. Pero quien nos aporta la mayor cantidad de información sobre la vida de San Amancio es Venancio de Poitiers. Según se cuenta, San Amancio nació en Rodez, una población francesa.
De joven, San Amancio creía que lo mejor de su vida era darlo todo por amor a Jesús. Y esto ocurrió durante el siglo quinto. Debido a su buen carácter y a su virtud, fue nombrado obispo de Narbona en el año 401. Pero fue un mal momento porque la ciudad todavía estaba en gran parte bajo el dominio pagano.
Habiendo terminado su labor apostólica en ese lugar, se dirigió a Rodez para continuar la obra de conversión al cristianismo. Un día, una de las autoridades de la ciudad le dijo que no dejaría de ser un hereje hasta que viera el milagro con sus propios ojos. Entonces San Amancio le sugirió que era posible que el río Lanterne escalara las murallas y el obispo San Amancio aceptó la proposición.
San Amancio recurrió a Dios en busca de ayuda y sucedió el milagro. Todos los que lo veían comentaban que lo mejor era entregarse a Dios, como había dicho el bueno de San Amancio. En otra ocasión, su biógrafo señaló que supo dar con tanta generosidad que perdonó la vida a un hombre condenado a muerte.
Respondía a los insultos con amor
San Amancio estuvo lleno del amor a Dios y, por lo tanto, le resultara fácil hacer cualquier cosa que representaba la obra del evangelio. Pero a pesar de lo que hizo, las autoridades no lo querían. Un día, mientras San Amancio se encontraba haciendo sus oraciones, el gobernador fue herido de muerte. Pero seguía sin ser querido por los que lo sucedieron, así que, por cada insulto que le lanzaban a San Amancio, él respondía a todos con absoluta amabilidad. Llegó a una edad bastante provecta cuando falleció en el año 445.
El 23 de enero no sólo se recuerda a San Amancio, sino que en el Santoral Católico se recuerda a otros santos y beatos, que se han ganado el derecho de ser reverenciados por la Iglesia Católica, uno de los cuales es muy querido en España, porque se trata de San Ildefonso, cuyo nombre lleva el orfanato más conocido de toda España, debido a que son sus niños los que cantan los tan esperados y especiales premios de la Lotería de Navidad y de la Lotería del Niño.
No obstante, hoy también es el día en que se honra a San Agatángelo, San Amasio, obispo, San Andrés Chong Hwagyong, Santa Aquila, San Clemente, obispo y mártir, Santa Emerenciana, San Mainbodo y San Severiano, mártir.