San Alderico de Le Mans llegó a formar parte de los servidores en la Corte de Carlomagno, sirviendo fielmente al hijo de éste, Luís El Piadoso, para posteriormente retirarse a la ciudad de Mentz en la que pudo ordenarse como sacerdote.
San Alderico de Le Mans
San Alderico de Le Mans, que provenía de una familia noble de ascendencia sajona y bávara, fue llevado por su padre a la corte de Carlomagno, donde formó parte de la servidumbre de su hijo Luis el Piadoso. A la edad de 21 años se retiró a Metz, donde fue ordenado sacerdote.
Cuando San Alderico de Le Mans fue elegido como Obispo de la ciudad, en el año 832, fue llamado inmediatamente por el emperador Luis, quien lo nombró como su sacerdote y confesor. Desde entonces, San Alderico de Le Mans utilizó toda su riqueza y poder para ayudar a los pobres, mejorar los servicios públicos como los acueductos y construir edificios religiosos.
Su lealtad a Carlos el Calvo terminó con su destierro durante la guerra civil tras la muerte de Luis, y se retiró a Roma, donde fue recibido por el Papa Gregorio IV. A través de Erchenrado, obispo de París, visitó a Pipino I de Aquitania y lo convenció de que entregara todas sus posesiones a la iglesia.
Durante su vida participó en los parlamentos de París y Tours. Su episcopado duró 24 años. San Alderico de Le Mans estuvo paralizado durante dos años antes de su muerte, quedando paralítico y confinado a sus aposentos. Recluido en su cama, rezaba con redoblado celo y diligencia. Murió el 7 de enero de 856 y fue enterrado en la iglesia de San Vicente, de la que fue un gran benefactor.
Entre los muchos registros literarios que se son atribuidos o que se refieren a su vida, se encuentra la Gesta Domini Aldrici, reeditada en el año 1890 por Charles y Forger, pero como una reedición de la biografía medieval de San Alderico de Le Mans, aunque ningún historiador opina en la actualidad que tal documento sea totalmente fidedigno. De hecho, sólo merecen cierta fe los primeros 44 capítulos del mismo.
La vida y las enseñanzas de Sal Alderico de Le Mans
Otros han llevado a cabo investigaciones que tratan de vincular a San Alderico de Le Mans en el tema de las falsas decretales, pero esas investigaciones no han tenido una buena acogida entre los críticos, aunque el autor Paul Fournier ha esgrimido más de una razón lógica para demostrar que la obra es una completa falsificación que se hizo en la zona aledaña a Le Mans, mientras el santo aún se encontraba con vida.
No obstante, Havet, otro investigador literario, ha podido demostrar, por lo que parece, que los documentos que fueron incorporados a los 44 primeros capítulos son verdaderos, aunque no ocurre igual con el resto de la obra.
Entre los textos más relevantes que se refieren a sus obras y a su vida, se encuentran:
- Actus Pontificum Cenomannis (in urbe degentium), compilados durante el episcopado de Alderico. ed. Margarete Weidemann, Geschichte des Bistums Le Mans von der Spätantike bis zur Karolingerzeit: Actus Pontificum Cenomannis in urbe degentium und Gesta Aldrici. 3 vol. Mainz, 2000.
- Gesta (Domni) Aldrici, Ver Analecta Bollandiana (1895), vol. XIV, p. 446; cf. ogualmente Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. II, pp. 313-317, 327-328, 342-343. ed. Margarete Weidemann, Geschichte des Bistums Le Mans von der Spätantike bis zur Karolingerzeit: Actus Pontificum Cenomannis in urbe degentium und Gesta Aldrici. 3 vols. Mainz, 2000. ed. Migne, Patrologa Latina 115. Html transcript, Documenta Catholica Omnia.
- Goffart, Walter A. The Le Mans forgeries: a chapter from the history of church property in the ninth century. Cambridge, Mass.: Harvard UP, 1966.
Lamentablemente, es muy difícil encontrarlos en español, aunque hay algunos trabajos publicados en los que se hacen citas extensas sobre su contenido, todos ellos relacionados con estudios de teología y de filosofía.
Pero el día 07 de enero, el Santoral Católico no sólo recuerda a San Alderico de Le Mans, sino que también honra a muchos hombres y mujeres que fueron un ejemplo de virtudes cristianas, entre los que mencionamos a San Raimundo de Peñafort, San Canuto Lavard, San Ciro, San Crispino obispo, San José Tuân, San Luciano mártir, San Polieuto, San Tilón, San Valentín obispo de Retia, San Valentiniano, Beato Ambrosio Fernández, Beata María Teresa Haze y Beato Mateo Guimerá.