El estreno cinematográfico más esperado del año en todo el mundo ha tenido nombre y apellidos: Avatar: El sentido del agua. No solo se trata de una secuela de todo un fenómeno cultural, como fue la primera entrega, sino que además parecía destinada a mejorar las estadísticas de las salas de cine, que no han vuelto a ser las mismas ni con el virus remitiendo en gran medida.
Pero, como se suele decir, las grandes expectativas suelen llevar a grandes desilusiones. No, no puede decirse que Avatar: El sentido del agua haya resultado una decepción como tal, pero desde su estreno ha dado mucho de qué hablar. Y no siempre para bien. Para empezar, es conveniente echar un vistazo a uno de los aspectos que más importan al final: las cifras. El propio James Cameron ya avisó en su momento de que el proyecto era una auténtica locura, debido al dineral que estaba costando llevarlo a buen término. Es decir, que hacer que la película llegara a ser rentable no iba a ser una tarea fácil. ¿Lo ha conseguido realmente?
Avatar, la última esperanza de los cines
Ya se sabe que el fin de semana del estreno de una película acostumbra a ser el mejor termómetro a la hora de determinar su éxito, y más aún en Estados Unidos. Echando un vistazo a los resultados de Avatar: El sentido del agua, no puede decirse que la cinta se haya quedado especialmente corta de público. En su primer fin de semana a disposición de los espectadores, el trabajo de James Cameron ha logrado la friolera de 434,5 millones de dólares. Es decir, números realmente destacables para los tiempos que corren.
¿Dónde está entonces el problema? Una vez más, en lo que los responsables del estreno esperaban. Los estudios al respecto (que cada vez aciertan menos, todo sea dicho de paso) estimaban que la película conseguiría atraer al menos 525 almas a las salas durante este fin de semana crucial. Las expectativas, por lo tanto, no se han cumplido del todo. Ni en su país de origen ni tampoco en el resto del mundo.
El propio Cameron, que de taquillazos sabe bastante, advirtió unos días antes del primer pase de la película de que el recorrido de Avatar: El sentido del agua iba a consistir en una carrera de larga distancia. O lo que viene a ser lo mismo, que no se deberían sacar conclusiones precipitadas para juzgar la respuesta de la gente antes de tiempo, por mucho que esa sea la tónica general en la industria de Hollywood.
Hay gente que ha intentado analizar la recaudación de la esperada aventura desde distintos prismas. Por ejemplo, algunos han querido achacar la relativa decepción en taquilla (hasta el momento, al menos) a una duración excesiva. No tanto porque la gente esté o no dispuesta a aguantar tres horas y media en un cine, sino porque con ese metraje, los pases deben reducirse.
Una teoría que, no obstante, no tiene en cuenta otros casos anteriores. Vengadores: Endgame alcanzó en un fin de semana 1.2 millones en todo el mundo, y solo dura veinte minutos menos que la nueva Avatar. Por otro lado, no faltan quienes piensan que esta secuela ha llegado demasiado tiempo después de la primera, y que el recuerdo de esta se ha perdido para muchos.
¿Y qué sucede con las críticas? Pues por lo general pueden considerarse positivas, si bien no han resultado tan rotundas como las de la primera parte. Hay unanimidad a la hora de resaltar su portentosos apartado técnico y visual, pero el guion no parece haber terminado de convencer a todos, generando algo de división. Así las cosas, parece que habrá que esperar a que sea el tiempo, como siempre, quien ponga en su sitio a Avatar: El sentido del agua. Las espadas siguen en alto.