La serie de Antonio Sánchez Castro, ‘Transformación’

Tras una dilatada trayectoria como marchante al frente de 1819 Gallery – la cual se ha llegado a convertir en una de las más importantes plataformas online de promoción artística a escala internacional -, Antonio Sánchez Castro ha dado el salto a la creación artística a través de la serie Transformación. Aunque no es habitual el hecho de que un galerista cruce la frontera que separa la representación y la producción artísticas, no es, sin embargo, la primera vez que esto sucede. Y, en el caso de Sánchez Castro, se podría decir que este tránsito constituye algo natural y hasta previsible. Su espíritu inquieto y siempre abierto al impacto de cuanto le rodea ha convertido su labor como marchante en un continuado periodo de formación. Nunca ha pretendido ser un mero representante y mediador de la obra de otros artistas, sino aprender de ellas y, desde su ejemplo, radiografiar un paisaje tan vasto y complejo como el de la creación artística contemporánea.

Ahora bien, lo que no resulta “natural” en la faceta artística de Antonio Sánchez Castro es la madurez de su primera serie: Transformación. Compuesta de impresiones digitales en papel Hahnemuhle, para las que ha empleado una técnica híbrida de fotografía, arte digital y dibujo, este trabajo de Sánchez Castro no posee la factura de una tentativa, del experimento propio de un recién iniciado o un amateur. Por el contrario, el conjunto de piezas rezuma una contundencia expresiva y discursiva difícil de conseguir, incluso, para alguien con una larga trayectoria en el medio. Transformación constituye, más que el inicio de una singladura, su extraordinaria consecuencia. Y es que, como el propio autor reconoce, esta serie contiene un profundo sentido autobiográfico en el que lo profesional y lo vital se entreveran de una forma íntima y emocionante.

El motivo único que preside Transformación es el de la mariposa y toda la secular y potente carga simbólica que ella ha desplegado desde la antigüedad hasta hoy. La mariposa connota metamorfosis, renacimiento, reconstruirse desde un estado de latencia. Los últimos años en la trayectoria vital y profesional de Antonio Sánchez Castro han sido precisamente eso: un proceso de transformación del que ha nacido un nuevo y poderoso proyecto vital. El optimismo y bienestar que preside esta nueva etapa podría haberse volcado en imágenes más excesivas y atravesadas por un irreprimible impulso anecdótico – demasiados sentimientos que expresar-.

Sin embargo, y haciendo gala de una concisión conceptual digna de los grandes artistas, Antonio Sánchez Castro ha depurado la estrategia representativa y discursiva hasta reducirla a un mínimo desbordante. Con una economía de medios encomiable, este autor ha logrado pequeñas maquinarias conceptuales de una precisión impactante. Si lo característico de cualquier artista novel es la pulsión por demostrar todo su bagaje cultural a través de una proliferación de recursos expresivos, en el caso de Antonio Sánchez Castro se trata de todo lo contrario: una inusual capacidad de concisión, casi aforística, en la que el despliegue abrumador del cuerpo de la mariposa opera de una manera casi elíptica, sugiriendo más que explicitando. Lo más complejo de la creación artística es lograr el máximo de expresión mediante el mínimo de medios. Y este ambicionado objetivo ya lo ha logrado Antonio Sánchez Castro en su primer y fascinante trabajo.

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