San Antonio de Santa Ana Galvao fue un venerable presbítero que dedicó su vida y su obra al ministerio de la predicación, haciendo permanente penitencia y llegó a fundar el Retiro de la Luz y le cupo el honor de ser el primer santo de origen brasilero.
El Santoral Católico nos da otra oportunidad para felicitar a los Antonios, que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística de España son más de 666.500, y no estamos contando a las Antonias, que también son bastantes.
Así que, aunque suelen celebrar su onomástico el día 13 de junio, que es el día de San Antonio de Padua y el 24 de octubre, día de San Antonio María Claret, sin dejar por fuera el 17 de enero, que es el día de San Antonio Abad, que es el primer Antonio del año. Pero hoy que no se te vaya a olvidar felicitarlos otra vez.
San Antonio de Santa Ana Galvao
San Antonio de Santa Ana Galvao fue un presbítero que perteneció a la Orden de los Hermanos Menores, esto es, perteneciente a la Orden de los Franciscanos, cuya obra como misionero en constante predicación y penitencia fue reconocida por la Santa Iglesia Católica, llegando a fundar lo que se conoce como el Retiro de la Luz.
San Antonio de Santa Ana Galvao, nació en Sao Paulo, Brasil, en la población de Guaratinguetá, y perteneció a la Orden de los Frailes Menores Alcantarinos, también llamados Descalzos, y su vida estuvo ligada a la creación de varios milagros que incluyeron la curación de mujeres en estado, y de individuos que tenían problemas en los riñones.
Los registros muestran que entre los años 1752 y 1756 San Antonio de Santa Ana Galvao pudo estudiar en el Colegio de Belén, que era de los padres de la Congregación Jesuita, junto a su hermano José. Estuvo prácticamente a unos pasos de ingresar en la Orden de la Compañía de Jesús, pero a su padre le pareció mejor que ingresara en la Orden de los Frailes Menores Descalzos pertenecientes a la reforma que hizo San Pedro de Alcántara.
Por esa razón San Antonio de Santa Ana Galvao ingresó como novicio al Convento de Sao Boaventura, renunciando a un futuro prometedor que le esperaba dentro de la sociedad de Sao Paulo, y en el año 1761 pronunció los votos definitivos. Desde allí comenzó su gran labor, y en el año 1774 pudo fundar una congregación que se llamó del ‘Recolhimento de Nossa Senhora da Conceicao da Divina Providencia’
Pero no se detuvo allí
Poco después creó y ayudó a que se construyera en Sao Paulo el Monasterio de la Luz, que posteriormente fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Pero su labor no paró allí, ya que 37 años después, en 1811, San Antonio de Santa Ana Galvao fundó el Monasterio de Santa Clara, en la población de Soracaba.
Allí se mantuvo durante once años, logrando encaminar a esta nueva comunidad y a la institución. El 1822, finalmente San Antonio de Santa Ana Galvao falleció, y a pedido de sus fieles y de las Hermanas de la Luz, recibió cristiana sepultura en el Monasterio de la Luz, convirtiéndose hasta hoy en un gran centro de peregrinación en Brasil.
No obstante lo importante que fue la figura de San Antonio de Santa Ana Galvao, el 23 de diciembre también se recuerda a otras mujeres y hombres que con sus obras contribuyeron tanto al fortalecimiento de la religión de Cristo, entre los que podemos mencionar a San Juan de Kety, San Ivón, San Juan Stone, Santa María Margarita de Youville, San Sérvulo, San Thorlaco, Beato Hartman y Beato Pablo Meléndez Gonzalo.