Como en cualquier economía bajo el Estado del Bienestar, España cobra impuestos para poder financiar el gasto público. Sanidad, educación pública, carreteras, infraestructuras… estas son algunos de los ámbitos sostenidos mediante la recaudación fiscal. De todas formas, y en dirección al 2023, el Gobierno ha propuesto un nuevo tipo de impuesto.
El mismo tiene relación la que es la hucha de las pensiones, y que hemos podido conocer recientemente gracias a los nuevos Presupuestos Generales del Estado para el próximo año, los PGE, y que esta semana se han dado luz verde a partir de los apoyos y socios del Gobierno, entre ellos partidos como el de Bildu.
Con todo, el objetivo no es otro para Hacienda que el de disparar la recaudación en 2023 hasta niveles máximos. Así, los tipos impositivos que pagan unos y otros son distintos, y entender exactamente para qué será el uso de las pensiones será fundamental.
El MEI, el impuesto del Gobierno para llenar la hucha de las pensiones
De hecho, y para financiar los presupuestos expansivos y seguir reduciendo el déficit, el Gobierno prevé que los ingresos tributarios crezcan un 7,7%, hasta rozar los 273.000 millones de euros, frente a los 244.000 del año anterior, trayendo así los números más altos de nuestra historia.
Y ahí tiene que ver diferentes medidas y propuestas, entre ellas el MEI, que lleva por nombre Mecanismo de Equidad Intergeneracional, el cual viene a sustituir al antiguo Factor de Sostenibilidad y es contingente y temporal. Un impuesto del que tiene como objetivo volver a llenar la hucha de las pensiones mediante el reparto equilibrado entre generaciones del esfuerzo para financiar las pensiones.
Entrando en vigor desde el día 1 de enero de 2023, este impuesto actúa sobre los ingresos (cotizaciones) y no sobre las prestaciones (gastos) como hacía el derogado Factor de Sostenibilidad. A diferencia de este último, que calculaba las prestaciones en función del aumento de la esperanza de vida, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional solo se activará si es necesario y de forma temporal.
Sa aplica a todos los trabajadores, tanto asalariados como autónomos
Al respecto, lo que sabemos es que este tipo de cotización por contingencias comunes se sumará el incremento de tipos del MEI del 0,6%, por lo que quedará en un 28,90%, frente a los 28,30% que se situaba hasta entonces.
Para ello, y llevando a cabo este resultado, lo que se hace es que se repartirá en un 24,10% a cargo de la empresa y un 4,60% a cargo del trabajador. Esto significa que para un salario medido de 2.000 euros va a suponer una subida adicional de 12 euros de cotización todos los meses. De los que 10 euros los tendrá que poner la empresa y 2 euros el empleado.
En el caso de los que cobren el Salario Mínimo Interprofesional, el SMI, para un sueldo de 1.000 euros las cotizaciones subirán 6 euros más al mes. En el caso de los autónomos, se aplicará en la cuota, donde los sindicatos calculan que el pago medio será de unos 5 euros al mes.
Con estas aportaciones, el Gobierno pretende «tener un colchón» de cerca de 50.000 millones de euros en esa década que va de 2023 a 2033, momento en que dejará de aplicarse. Como tal, este Mecanismo de Equidad Intergeneracional está contemplado en la reforma de las pensiones del ministro José Luis Escrivá hace casi un año y es una salvaguarda exigida por Europa.
Cabe destacar, también, que este nuevo impuesto repercutirá en 20 millones de asalariados, y no tendrá ningún beneficio en los actuales jubilados.
En esas, y aunque a priori no sean unas subidas cuantiosas para las que podrían haber sido, lo que tendremos a partir del próximo enero será un gasto más que se suma a una inflación que todavía sigue en elevadas cuotas y a una inestabilidad económica que no vive sus mejores momentos.