El futuro de las salas de cine no parece el más próspero y lucrativo del mundo. A raíz de la pandemia, los antaño abarrotados centros lúdicos dedicados al séptimo arte no han terminado de levantar cabeza, ya fuese a consecuencia del propio virus, de las restricciones provocadas por el mismo, o debido a los cambios de costumbres de la gente. Ya se sabe que cuando el público pierde una rutina, no son pocas las ocasiones en que no llega a recuperarla después.
Con todo, y sumando también la inflación que ha asfixiado aún más a los cines de España, hay informaciones encontradas con respecto a la situación real. Algunos datos apuntaban a que el sector se estaba recuperando después de una mala racha, pero ahora parece que la tendencia va en el camino contrario: los números empeoran a los del año pasado mes tras mes.
Incluso con estrenos pensados a funcionar francamente bien, como Tadeo Jones 3 o Black Adam, con los más pequeños puestos mayormente en el radar, la taquilla no termina de recuperarse del todo. Una situación que ya ha dejado de convertirse en una preocupación para muchos dueños de salas de cine para volverse una preocupante certeza.
Las causas de esta situación ya se han analizado en muchas ocasiones, y a todo lo mencionado anteriormente habría que añadirle también otros elementos: el encarecimiento de la vida en general que hemos padecido en los últimos meses (el cine tampoco es lo que se dice barato, para qué engañarse), y la proliferación de plataformas como Netflix o Amazon Prime Video que proponen una gran oferta sin salir de casa.
Pero aunque la lectura de la situación esté más o menos clara, la pregunta principal no se resuelve.
¿Y ahora qué?
Las salas de cine, como todo, parecen haber llegado a la conclusión de que para sobrevivir deben reinventarse. No les queda de otra, por así decirlo. Así que, compañías como Cinesa (probablemente la principal cadena de salas de cine del país) han decidido mirar hacia otros territorios. En el foco principal, el que suponen los videojuegos.
FIFA en pantalla grande
El cine, o concretamente las salas en las que se proyectan películas, no serán la primera ni la última industria que debe evolucionar, por así decirlo, para adaptarse a los nuevos tiempos. Unos nuevos tiempos en los que, para bien o para mal, los videojuegos –y en especial su vertiente más competitiva y social- parecen tener mucho que decir. Visto lo visto, Cinesa parece haberlo tenido claro: ceder sus salas para jugar a la consola, con un aforo de veinte personas, y llevando cada cual su propio consola u ordenador. El alquiler de la sala sería de entre 250 y 275 euros.
En realidad, esta no es una medida del todo nueva, puesto que la cadena ya la puso encima de la mesa hace un par de años, pero la irrupción de la pandemia hizo que no se empezara a desarrollar del todo la iniciativa hasta ahora.
Por supuesto, no será la única alternativa de Cinesa y otros dueños de salas de cine para intentar mejorar los números y seguir adelante. También están las opciones de reservar las salas, para eventos de empresas y particulares, o incluso celebrar diferentes acontecimientos privados en el interior de las mismas.
Como se suele decir, la necesidad es la madre del ingenio. Y muchas salas de cine deberán mostrar tener bastante de este último para disfrutar de un futuro esperanzador por delante. Ojalá lo consigan, de una manera o de otra, y estos lugares de ocio tan especiales no terminan por ser solo un recuerdo de otro tiempo.