San Sabas fue un hombre de fe que decidió convertirse en ermitaño, para lo cual se construyó una celda en la ciudad de Jerusalén y poder aislarse, dedicando su vida a la contemplación y a la oración. Sabas es un nombre poco común en España, pero a pesar de ello, el Instituto Nacional de Estadística nos indica que hay 300 caballeros que han sido bautizados con ese nombre. Si tienes la suerte de conocer a alguno, no vayas a dejar de felicitarlo.
San Sabas
San Sabas nació en Capadocia, que hoy es una región en Turquía, y comenzó la vida monástica cuando apenas había cumplido los 18 años de edad, pero pasado poco tiempo, tomó la decisión de llevar la vida de un eremita o ermitaño, razón por la cual se desplazó hasta los terrenos desiertos de Palestina, en los que pudo pasar 4 años sin tener que entablar conversación alguna con nadie.
Fue durante esa vida de oración, penitencia y contemplación, que San Sabas pudo estar más cerca del Señor, y de acuerdo con lo que se recoge por escrito sobre su vida, antes de comenzar el viaje a Palestina, esto es, cuando todavía era un monte dedicado a la vida del monasterio, tuvo la oportunidad de visitar Jerusalén, y desde allí, a unos cuantos kilómetros de la ciudad israelí, tuvo la oportunidad de construir una celda únicamente para él y en ella vivió San Sabas.
Teniendo su propia celda, pudo dedicarse a lo que realmente deseaba, que era tener una vida contemplativa dedicada a la oración. No sólo su fe era bastante sólida, sino que San Sabas fue el más joven y el más fuerte de todos los monjes, de modo que era quien trabajaba por más horas, y se encargaba de buscar y de recoger los alimentos para los ancianos.
Llegó a vivir hasta los 94 años de edad
Pudo tener una vida larga, dedicada al servicio y a Dios, falleciendo a la provecta edad de 94 años, lo que no era muy común para los hombres de su época, y mucho menos en el medio oriente, donde la expectativa promedio de vida era muy baja. Para ese momento ya era conocido en todo el medio Oriente, por dedicarse a la meditación, a la contemplación y a proveer a todo aquel que se le acercara de dirección y guía espiritual.
Su actividad en ese sentido llegó a ser tan exitosa que se convirtió en el maestro y en el guía espiritual de otros hombres que llegaron a convertirse en santos canonizados por la Iglesia Católica, como San Teodoro de Bizancio y San Damasceno, dos santos de origen oriental que son venerados tanto por la Iglesia Católica como por la de Oriente y que fueron teólogos y filósofos de gran influencia entre sus hermanos monjes y célibes.
El santoral del 05 de diciembre no está completo con la figura de San Sabas, cuyas obras deben ser exaltadas, por supuesto, pero es que cada día del año se recuerda a varios hombres y mujeres que dieron su vida o realizaron las obras que la fe cristiana demandaba realizar, razón por la cual el Santoral está compuesto por aproximadamente 10.000 nombres a los que la cristiandad les debe la gran religión en la que se ha convertido hoy.
Es por eso que el 05 de diciembre se recuerdas a otros santos y beatos, cuyos nombres son: San Anastasio, San Basso, Santa Crispina Tagorense, San Crispino, Santa Elisa, San Félix mártir, San Geraldo, San Juan Almond, San Julio, San Lúcido, San Nicecio, San Pelagio monje, Beato Bartolomé Fanti, Beato Felipe Rinaldi, Beato Humilde de Bisignano y Beato Nicolás Stensen.