Santa Bárbara de Nicomedia es la santa de la que todos nos acordamos en medio de una tempestad o cuando suenan las campanas y es reconocida como una religiosa que fue asesinada por las manos de su propio padre, al enterarse de su vocación religiosa y su fe en Dios.
En España, se trata de un nombre que es bastante común, de modo que si tienes entre tus amistades, conocidos y familiares a una Bárbara, que no se te vaya a olvidar que hoy es un día especial y que debe recibir tu más cálida felicitación. Por cierto, ¿sabías que existe un palacio de Santa Bárbara en España, en el que se celebran exposiciones?
Santa Bárbara de Nicomedia
Los datos que han podido encontrarse, indican que Santa Bárbara de Nicomedia fue una religiosa que nació probablemente a mitad del siglo tercero, en la ciudad de Izmit, que a día de hoy pertenece a Turquía. Según esa misma tradición, Santa Bárbara de Nicomedia fue hija de Dióscoro, que fue uno de los más grandes defensores en su época de las costumbres paganas.
Lo que ha podido establecerse sobre su vida es que Santa Bárbara de Nicomedia fue sobreprotegida por su padre y recluida en una torre, para intentar aislarla de todo aquello que, según él, pudiera hacerle mal. Pero en medio del encierro, la santa encontró un escape en las creencias católicas, negándose de plano a contraer el matrimonio que Dióscoro le había concertado con un personaje importante de la sociedad de aquel tiempo.
Santa Bárbara de Nicomedia no hizo caso de los planes que su padre tenía para ella, y aprovechando que su padre había accedido a que le fuera construido un baño en la torre en la que se encontraba recluida, convenció a los obreros para que también le construyeran una capilla en la cual podría orar, siendo colocadas tres ventanas que eran la representación de la Santísima Trinidad.
Pasado un tiempo, Santa Bárbara de Nicomedia pudo salir de la torre con el fin de cuidar de a su padre Dióscoro, y al darse cuente éste de las creencias religiosas de su hija, tuvieron un gran enfrentamiento, porque eran contrarias a aquello en lo que él creía. Como resultado de la disputa, Dióscoro trata de asesinar a su hija, y al no lograrlo, fue él mismo quien la delató con el gobernador por ser de creencias cristianas, por lo que se ordenó que fuera confinada a un calabozo.
Se dice que mientras estuvo cautiva, Santa Bárbara de Nicomedia recibió una visita de Jesús, quien la curó de todas sus heridas. Pero el conflicto familiar ya estaba planteado y fue terminado por el propio Dióscoro, cuando un 04 de diciembre logró asesinar a su hija, habiéndole solicitado a las autoridades que él mismo fuera designado como el verdugo de Santa Bárbara de Nicomedia.
Su padre fue llamado a rendir cuentas a Dios
Llevada a cabo la ejecución, lo que se cuenta es que cuando bajaba de la colina en la que había sido llevado a cabo el asesinato, Dióscoro fue castigad por el propio Dios, al ser alcanzado por un rayo que le quitó la vida.
Han sido varias las ocasiones en las que se ha tratado de eliminar a Santa Bárbara de Nicomedia del Santoral Católico, debido a que no se tienen muchas pruebas históricas sobre la verdad de su existencia, no obstante la fe en ella es tanta, que ello no ha sido posible, pero el 04 de diciembre no solo honramos la memoria de Santa Bárbara de Nicomedia, sino que también recordamos a:
San Juan de Damasceno, San Annon de Colonia, San Apro, San Bernardo cardenal, San Bertoaria, San Félix obispo, San Heracles, San Juan Calabria, San Juan Taumaturgo, San Marutas, San Melecio, San Osmundo, San Sigiramnio, San Sola, Santa Ada, Beato Adolfo Kolping, Beato Francisco Gálvez, Beato Jerónimo de Angelis, Beato Pedro Pectinario y Beato Simón Yempo.