San Gregorio Taumaturgo fue un obispo que ingresó a la vida monástica siendo muy joven, con toda la fe puesta en Cristo y progresó en el campo de las ciencias, tanto humanas como divinas, al mismo tiempo que lograba realizar milagros.
Según la información del Instituto Nacional de Estadística español, hoy es el día que deben recibir una cordial felicitación alrededor de 34.100 caballeros que han sido bautizados con ese nombre y no estamos tomando en cuenta a las muchas Gregorias que existen en nuestro país y es una nueva oportunidad, además del 03 de septiembre para felicitarlos.
San Gregorio Taumaturgo
Cuando San Gregorio Taumaturgo era aún muy joven, tuvo la necesidad de viajar hacia Palestina, en donde trabó conocimiento con Orígenes, un teólogo que había podido establecer una escuela de teología en Palestina y desde su primer encuentro, este sabio pudo darse cuenta de que San Gregorio Taumaturgo tenía muy importantes cualidades para el estudio, recibiéndolo de inmediato en su escuela.
Luego de haber tenido la oportunidad de leer muchos textos de antiguos autores, San Gregorio Taumaturgo decidió convertirse al cristianismo y tomó el bautismo en la fe cristiana. El joven se vio tan fascinado por la gran personalidad de Orígenes, que cambio la planificación que tenía pensada, de estudiar leyes y convertirse en abogado, volcando sus inclinaciones por los estudios religiosos.
Al culminar sus estudios, tuvo la oportunidad de volver a su ciudad de origen, Neocesarea del Ponto, sitio en el que fue elevado a la condición de obispo y desde ese momento, comenzó a realizar milagros.
Entre los más conocidos se encuentra el que se relaciona con un manantial de agua, que había sido una constante fuente de peleas entre los vecinos, y con la finalidad de que las mismas cesaran, lo que hizo San Gregorio Taumaturgo fue bendecir el nacimiento de las aguas, para que el vital líquido dejara de fluir.
A la puerta de su residencia de hacían presentes todos los días, personas que solicitaban su bendición y que el santo aprovechaba para instruirlos en la fe en Jesús, ofreciéndoles la curación por medio de Dios.
Salvados de la persecución
Cuando estalló la persecución de Dacio, durante el año 250, San Gregorio Taumaturgo fue quien le aconsejó a los cristianos que se escondieran, tal como él mismo hizo, no obstante, un infante fue quien dio aviso a las autoridades del lugar en que éste se encontraba, por lo que de inmediato se trasladó hasta el lugar un destacamento de efectivos, quienes no lo pudieron encontrar y tuvieron que retirarse.
Algunos instantes después, el delator, con toda la incredulidad posible, se hizo presente en el bosque y ante el hecho de no haber podido ser encontrados, el delator terminó por creer y se convirtió en cristiano. Cuando pudo volver a la ciudad, San Gregorio Taumaturgo se pudo dar cuenta de que su mensaje había llegado muy hondo y que eran muchos los que habían abrazado la fe cristiana en ese lugar.
Poco tiempo antes de fallecer, San Gregorio Taumaturgo solicitó ser enterrado en el cementerio en el que se enterraba a los pobres, porque tenía la intención de permanecer al lado de éstos incluso después de fallecer.
Además de la figura de San Gregorio Taumaturgo, el 17 de noviembre es necesario completar el Santoral Católico con los nombres de otros beatos y santos que también fueron relevantes para la difusión de la fe en Cristo, pudiendo mencionar a:
Santa Isabel de Hungría, Santa Victoria de Córdoba, San Acisclo de Córdoba, San Alfeo de Cesarea, San Aniano de Orleáns, San Florino de Rëmus, Santa Hilda de Whitby, San Hugo de Lincoln, San Hugo de Noaria, Santa Ilda de Inglaterra, San Juan del Castillo, San Lázaro de Constantinopla, San Namacio de Vienne, San Raveriano monje, Santos Zaqueo de Cesarea, Beato Josafat Kocylovskyj, Beato Lope Sebastián Hunot y Beata Salomé de Cracovia.