San Ernesto fue un santo de origen suizo, que no sólo llegó a ser abad de su congregación, sino que además llegó a luchar como soldado de Dios en las Cruzadas en Tierra Santa. Hoy, 07 de noviembre, el Santoral Católico le rinde homenaje a un hombre religioso que no sólo compartió la palabra de Dios, sino que durante su vida llevó a cabo acciones que contribuyeron, durante la historia de la Iglesia Católica, a difundir la fe.
San Ernesto
San Ernesto fue uno de esos hombres que realizaron actividades cristianas relevantes, llegando a ejercer el cargo de Abad, y a alistarse dos veces en la lucha por la recuperación de tierra santa de manos de los musulmanes, razones más que suficientes para que fuera beatificado por la Santa Iglesia Católica. San Ernesto falleció luchando en el año 1418 en la ciudad de La Meca, que actualmente forma parte del territorio de Arabia Saudí.
Según los informes que maneja el Instituto Nacional de Estadística de España, el 07 de noviembre más de 20.000 caballeros que han sido bautizados con el nombre de Ernesto, celebran su onomástico, así que no puedes olvidarte de hacerles llegar tus felicitaciones.
No se tiene conocimiento de cuál fue la fecha exacta en la que nació San Ernesto, pero lo más probable es que lo haya hecho durante el siglo XII, probablemente en Suiza, creciendo en medio de una época en la que el sacrificio más honorable era tomar parte como caballero de Dios en la lucha por la recuperación de Palestina de manos de la dominación árabe, tratando de recuperar para la cristiandad los sitios sagrados.
Se dice que siendo muy joven, San Ernesto ingresó como monje en la abadía de Zwiefalten, en la región de Wurttemberg, población que actualmente pertenece a Alemania y pronto se unió a la lucha santa, teniendo la oportunidad de volver después a su monasterio, del cual fue nombrado Abad, después de haber librado una batalla en territorio palestino en la Primera Cruzada.
San Ernesto permaneció en el cargo de director de la orden por cinco años, gobernando la abadía alemana, entre los años 1141 y 1146, hasta que comenzó a organizarse la Segunda Cruzada, de la cual decidió formar parte, como soldado del ejército aportado por los alemanes en la lucha, perdiendo la vida durante una batalla que se llevó a cabo en La Meca, tras ser apresado por el ejército sarraceno, después de ser torturado, por lo que murió siendo mártir.
Luchó y predicó
Se dice que San Ernesto se dedicó a predicar en las regiones de Persia y de Arabia, mientras participaba en las Cruzadas, permitiendo la fundación de cuatro estados pequeños de religión cristiana en tierras islámicas, que fueron Trípoli, Edesa, Antioquia y Jerusalén.
San Ernesto renunció a su cargo de Abad para engrosar las filas de los casi 200.000 hombres y mujeres que participaron en la Segunda Cruzada, que ahora, se sabe que fue un error histórico.
Se cuenta que al despedirse de los sesenta y dos hermanos que estuvieron a su cargo, les dijo: «Creo que no volveré a veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir por el amor de Cristo», por lo que su predicción se vio cumplida.
Pero el 07 de noviembre no se recuerda únicamente a San Ernesto, sino que el Santoral Católico debe completarse con otros hombres y mujeres cuyas vidas fueron una inspiración para sus hermanos cristianos, entre los que podemos mencionar:
San Amaranto de Albi, San Atenodoro de Neocesarea, San Baldo de Tours, San Cungaro de Congresbury, San Engelberto de Colonia, San Florencio de Estrasburgo, San Herculano de Perugia, San Hierón y compañeros, San Lázaro estilita, San Pedro Wu Guosheng, San Prosdócimo de Padua, San Wilibrordo, Beato Antonio Baldinucci y Beato Vicente Grossi.